El Mercado suele ser eficiente a largo plazo, pero es emocionalmente inestable y se guía por expectativas a corto plazo:
La teoría del Mercado Eficiente sigue la creencia de que el precio de una acción recoge todas las expectativas futuras y presentes de un negocio, aunque la experiencia nos ha demostrado que esa interpretación que el mercado hace de los negocios no es siempre la más correcta a largo plazo.
Benjamin Graham, padre y maestro del enfoque valor, dijo que el mercado en el corto plazo es una máquina donde todo el mundo puede votar, pero en el largo plazo se convierte en una maquina de valoración de negocios mucho más fiable. En su libro “el Inversor Inteligente” hacía referencia al Sr. Mercado para contarnos a través de una simpática parábola su opinión sobre el mercado de acciones:
“Imagina que tienes un negocio a medias con un señor llamado Sr. Mercado y este señor tiene la curiosa costumbre de informarte varias veces al día sobre lo que él cree que vale una participación en tu empresa. La mayoría de días, el precio que nombra es razonable y ajustado a la realidad de tu negocio. Sin embargo, el Sr. Mercado sufre de cierta inestabilidad emocional y es marcadamente impulsivo y el día que Sr. Mercado está alterado (excesivamente optimista ó pesimista ) es capaz de ofrecerte precios absurdos tanto de compra como de venta.”
La labor de analista fundamental es:
- Conocer los negocios en los que invierte para ser capaz de percibir esos momentos en los que el mercado es emocionalmente inestable.
- Saber diferenciar entre el precio que marca el mercado y el valor de ese negocio a largo plazo.
- Desmarcarse de la tendencia a más corto plazo y acudir a los fundamentales de la empresa estableciendo un margen de seguridad para el caso de que los precios sigan bajando.
- Reconocer cuando la codicia se apodera de los precios separando al alza su precio con respecto al valor del negocio.
- Saber que la única demanda real es la fundamental y que lo que el analista fundamental realiza al principio, la especulación terminará haciéndolo al final en un proceso que se repite una y otra vez a lo largo de los procesos de inversión.
Tipos de Ineficiencias de mercado:
1) Basadas en una codicia excesiva, las burbujas:
Entendiendo por corto plazo un periodo inferior a un año y medio plazo un periodo entre uno y tres años, vemos infinidad de ejemplos en los que se han dado incoherencias en el corto plazo y que se han corregido en el medio plazo, el ejemplo más claro de las ineficiencias del mercado han sido las burbujas de precios que hemos sufrido en los últimos 15 años en los mercados de acciones tecnológicas a principios de 2000, en los mercados de acciones inmobiliarias en el año 2007 y en los de acciones de energías renovables en 2008, se trataría de los casos más extremos de ineficiencias de mercado fruto de una especulación excesiva y que han conducido a enormes crisis económicas en los mercados que se han visto afectados por esos movimientos.
En estas burbujas se da siempre un patrón recurrente, una nueva tecnología o avance hace que un sector cambie y se revolucione, los precios empiezan a subir y la subida en un principio es coherente, luego ante una posibilidad de crédito fácil las empresas empiezan a sobrecalentarse, se plasman unas expectativas excesivas sobre lo que ese sector puede llegar a suponer y las acciones entran en una fase de euforia desmedida hasta que finalmente estalla esta gran burbuja.
2) Oportunidades de inversión fruto de un pánico excesivo en los mercados:
Junto con las burbujas provocadas por los movimientos que se han realizado en los mercados financieros fruto de una codicia desmedida, tenemos también gran cantidad de ejemplos de valores y compañías a los que el mercado fruto de un pánico excesivo han llegado a dar valoraciones realmente atractivas y de donde han surgido las mejores oportunidades de inversión.
3) Casos en los que la incoherencia ha permanecido en el tiempo sin llegar a ser corregida:
Aquí podríamos hablar de gran cantidad de valores que durante largos periodos de tiempo son capaces de seguir cotizando a multiplicadores elevadísimos pese a no reportar crecimiento alguno frente a otros que si que crecen y no llegan a reflejarlo en sus multiplicadores.
También podríamos hablar del mercado de renta variable americano que desde mediados de la década de los 90 hasta los inicios de la siguiente década, mantuvo una exuberancia irracional cuyos excesos no fueron solventados en el medio plazo ya que tuvo que pasar una década entera para conseguir depurar los mayores niveles de valoración que el mercado ha sido capaz de soportar.