El “pistoletazo” que marca el inicio de la temporada de presentación de resultados corporativos suele ser protagonizado por el gigante metalúrgico Alcoa. Los números presentados por la firma estadounidense suelen ser analizados con lupa por las implicaciones que tienen sobre el sector industrial y como proxy de lo que puede venir de la mano del resto de compañías públicas que “ofrecen” sus cuentas para el escrutinio de los inversores. En esta ocasión, el 08 de abril fue la fecha escogida por Alcoa para presentar los resultados del primer trimestre del año 2014 y, si bien el mercado recogió positivamente las expectativas de demanda de aluminio ofrecidas por la compañía así como unos números por encima de las expectativas, ¿cuáles fueron realmente los resultados publicados?
Veamos antes cuáles fueron algunos de los titulares en prensa digital publicados al respecto:
“Alcoa pierde 178 millones de dólares a lo largo del primer trimestre por la reestructuración”[Expansión, 09.04.2014]
“Alcoa Q1 Profit Comes In Above Expectations Despite Continued Drag From Primary Metals Unit”[ Forbes, 08.04.02014]
Haciendo un repaso algo más amplio, la mayoría de medios hacían énfasis en las mejores perspectivas como argumento justificativo del comportamiento bursátil. Frecuentemente la cotización de las compañías en el mercado se mueve por “expectativas”, pero no debemos olvidar que a largo plazo lo que determina el desempeño bursátil son los beneficios por acción. Y es precisamente dónde se se observa un punto de debilidad en Alcoa en los últimos trimestres:
Fuente: Bloomberg
Analizando los datos de la tabla, observamos como los BPA básicos (Basic EPS, en términos anglosajones) antes de “abnormal ítems” son recurrentemente positivos, pero… ¿qué entendemos por “abnormal ítems”? Si atendemos al “espíritu” de lo que los estándares de contabilidad estadounidenses (US GAAP) entienden por “extraordinarios” (Extraordinary items are those that are both unusual and infrequent), aquellos conceptos, por mucho que la norma los permita imputar como tales, que tengan una recurrencia no tiene sentido que sean tratados como “extraordinarios”. Por ello, la lógica financiera nos llevaría a incluir estos importes en el BPA básico puro y duro ya que no obedecen a cuestiones “no usuales e infrecuentes”. Si esto fuera así, tendríamos un negocio ordinario o recurrente que en el último año no ha pasado por su mejor momento, pero, como se comentaba al principio y aunque a largo plazo sean los “directores de la orquesta”, con excesiva frecuencia las expectativas futuras “roban” el protagonismo a los beneficios. Y especialmente cuando las valoraciones bursátiles son exigentes…
Xosé Garrido, CIIA & CFTe & CEVE
Secretario y Analista Club de Bolsa Alumni UB