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Cañete y Montoro: el voto y la cartera

por Laissez Faire Hace 10 años
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Poco orgulloso estará el Gobierno de su actuación durante los últimos dos años y medio cuando, en plena campaña electoral para las europeas, se afana en ocultar y falsear una parte crucial de las decisiones que han tomado y por las que, según ellos mismos blasonan, hemos salido de la crisis.

En la última semana, nos hemos topado con dos elocuentes ejemplos: el del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, siempre dispuesto a mentir con tal de seguir esquilmando la cartera del contribuyente; y el del candidato del PP a las elecciones europeas, Miguel Arias Cañete, siempre dispuesto a mentir con tal de arrancar el voto de los españoles asegurándose un mullido y bien remunerado sillón en Bruselas.

Así, el pasado miércoles, Cristóbal Montoro justificó las brutales subidas de impuestos acometidas desde el primer día de legislatura afirmando que el PP se encontró con un agujero presupuestario inesperado y que, ante una coyuntura tan crítica, optaron por cubrir buena parte de ese agujero reclamando un sacrificio a aquellos que “más tienen”; hasta el punto, dijo, que quienes han padecido el mayor rejonazo fiscal de su departamento han sido las “grandes empresas”.

Dejando de lado la muy reiterada fabulación de que el PP desconocía en noviembre de 2011 el agujero presupuestario real de España cuando ese agujero se gestó en las comunidades autónomas que ellos mismos venían gobernando y supervisando desde mayo de 2011, la narrativa de Montoro contiene otra desvergonzada mentira adicional: no han sido las grandes empresas quienes han sufrido la mayor mordida fiscal.

Aunque a diferencia de Montoro no tengo ningún ultramontano interés en que las grandes empresas, por el mero hecho de ser grandes y exitosas, soporten un sobreproporcional machetazo tributario, lo que no debería hacerse jamás es mentir y, además, mentir con reiteración y ensañamiento.

Según la propia Actualización del Programa de Estabilidad Económica 2014-2017 que el Gobierno de España ha remitido a la Comisión Europea, la carga fiscal extraordinaria que el PP impuso a los contribuyentes durante los años 2012 y 2013 se repartió del siguiente modo: 8.852 millones de euros adicionales por Impuesto de Sociedades; 9.454 millones de euros adicionales por IRPF; 3.687 millones de euros adicionales en impuestos especiales; y 11.169 millones de euros adicionales por IVA.

Incluso excluyendo el aumento de la tributación autonómica, municipal y de la Seguridad Social (que asciende a 14.377 millones de euros), ¿en qué sentido puede afirmarse que la mayor parte de la mordida la sufrieron las grandes empresas cuando sólo la recaudación adicional por indirectos fue un 50% superior a la recaudación adicional por Sociedades? En ninguno. La mayor parte del sablazo montoriano la sufrieron, como siempre, las clases medias.

Pero Montoro no fue el único en deformar la realidad hasta volverla irreconocible. El pasado viernes, Miguel Arias Cañete prometió desde los micrófonos de Radio Nacional de España que al final la legislatura todos los contribuyentes pagarán menos impuestos que al empezarla.

Acaso el muy docto y documentado candidato del PP a las elecciones europeas no haya leído los informes que el Gobierno del que formaba parte remite a la burocracia bruselense de la que espera formar parte. Si lo hiciera, descubriría que lejos de pagar a finales de 2015 menos impuestos que a finales de 2011, su correligionario Cristóbal Montoro se propone consolidar el abrasivo infierno fiscal que él mismo ha creado.

De este modo, y nuevamente según la Actualización del Plan de Estabilidad Económica 2015-2017, en 2015 los contribuyentes españoles pagarán al fisco 43.000 millones de euros más que a finales de 2011: de esos 43.000, sólo 5.700 los abonarán las empresas en concepto de Impuesto de Sociedades; el resto será un saqueo que, en mayor o menor medida, padecerán en sus propias carnes todos los demás ciudadanos.

Así hemos de suponer que baja impuestos el PP: subiéndolos a cotas estratosféricas. Ya lo sabe: la papeleta del Partido Popular está manchada por la cara de Montoro. Una vez visualizado el ministro de Hacienda en la papeleta electoral, tome su decisión. Vote (o no vote) en conciencia: en cualquiera de ambos casos, los populares seguirán expoliándonos cabalgando a lomos de la mentira más obscena.


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