Es cierto que no se esperaba nada. De hecho, lo más llamativo es su optimismo sobre la recuperación de la inversión….
“Business fixed investment has increased moderately as corporate profits have improved", compared to "The pick-up in business fixed investment has become increasingly evident as corporate profits have improved" in April.
¿Qué no lo ven un cambio radical? Nadie ha dicho que lo sea. De hecho, la eliminación de la siguiente sentencia puede generar un fuerte debate sobre el margen de actuación adicional en el futuro…..
"Such conduct of monetary policy will support the positive movements in economic activity and financial markets, contribute to a rise in inflation expectations, and lead Japan's economy to overcome the deflation that has lasted for nearly 15 years".
¿Y ya está? Nosotros no lo creemos. De hecho, aún pensamos que el BOJ tomará nuevas medidas expansivas. Quizás después del verano. Tal vez casi al final del ejercicio.
“BOJ will examine risk, make policy adjustments as needed”.
Por lo demás, hoy hemos conocido un nuevo dato de la balanza comercial de abril: mejora el déficit en cifras ajustadas hasta 844.6 bn. desde más de 1.626 tr. en marzo con las exportaciones al alza un 2.2 % en cifra real y las importaciones con un fuerte descenso del 8.6 % mensual. Las exportaciones de abril son un 2.8 % por encima de los niveles de Q1.
Como ven en el siguiente gráfico, la balanza corriente japonesa entró en déficit en el Q1 por primera vez en la historia reciente. ¿Un hecho puntual? Nuestros economistas esperan un déficit estable del 0.2/0.3 % del PIB en los dos próximos años. Lo fácil es concluir que es cuestión de tiempo que la (futura) caída del JPY lo amortigüe. Pero no es tan fácil. De hecho, detrás del deterioro de la balanza corriente en Japón puede haber factores estructurales (producción offshore en algunos sectores como autos y deterioro competitivo) además de coyunturales (la propia política económica expansiva y la debilidad del mercado exportador). En paralelo, otro debate que comienza a surgir es en la progresiva dificultad que puede tener especialmente el Tesoro japonés para financiar su déficit (8 % previsto) y deuda (243 % del PIB) con progresivo deterioro de la cifra de ahorro doméstico. Naturalmente, sin la ayuda del BOJ. Un déficit por cuenta corriente no tiene por qué ser problemático; su financiación, como hemos visto en otros países durante esta Crisis, sí puede serlo.
Al final, la combinación de los dos déficits (público y de la balanza exterior) pueden convertirse en un factor de inquietud de las autoridades japonesas en el futuro próximo. Inquietud sólo, por el momento.