El futuro será mejor. ¿Recuerda que fue nuestro mantra en los peores momentos de la Crisis? Y no sólo el año pasado. Realmente en los últimos años todos teníamos que revisar a la baja nuestras previsiones de crecimiento, a medio curso. Pero 2014 era especial: era el año de la recuperación para las economías desarrolladas. Y de la consolidación para las emergentes, previo a una nueva aceleración en el ritmo de crecimiento ya en 2015. El resultado de un enorme esfuerzo de las autoridades y de la sociedad.
El futuro seguirá siendo mejor. Pero, es cierto, el futuro a seis meses de final del año pasado está siendo algo peor de lo esperado. ¿Hablamos de moderación, ralentización o algo más grave? Nosotros nos inclinamos por moderación. Simple moderación a la espera que la recuperación se fortalezca. Y esto sólo viene, naturalmente, con el tiempo. ¿O creen que hace falta algo más? Veremos.
Nosotros hemos rebajado ligeramente el ritmo de crecimiento mundial previsto para este año hasta un 3.0 %. Y mantenemos la aceleración prevista hasta un 3.5 % en 2015. ¿Demasiado ajustado? Lo es, partiendo del 2.5 % estimado en 2013. Poco a poco en lo macro. Muy rápido si observamos el desarrollo de los mercados. De entre todas las revisiones a la baja del ritmo esperado de crecimiento este año quizás la más llamativa sea precisamente la de los dos teóricos motores de crecimiento mundial con los que contábamos a finales del año pasado: la economía norteamericana (ahora 2.3 % frente al 2.6 % anterior y cercano al 3 % a finales del año pasado) y la economía china (7.3 % frente al 7.6 % a finales de 2013). De hecho, esperamos que las autoridades chinas habiliten en algún momento más medidas expansivas para reforzar el objetivo de crecimiento por encima del 7 %. En frente, desde la propia debilidad del comercio mundial, la sobreinversión acumulada y el exceso de deuda privada. Este mes no hemos revisado el crecimiento previsto para la zona EUR, fijado en un 1.2 % (-0.4 % anterior). Y lo hemos ajustado a la baja tras la fuerte aceleración del Q1 en el caso de la economía japonesa, más del 5.9 % anualizada en los primeros tres meses y hasta un 1.4 % frente al 0.9 % anterior para el conjunto del ejercicio. Al final, esperamos que las economías desarrolladas crezcan este ejercicio a ritmos del 2 % frente al 1.2 % estimado en 2013 cuando las economías en desarrollo podrían repetir el crecimiento del 4.5 % anterior.
¿ Y la inflación? Menor crecimiento al previsto…¿más riesgo de sorpresas negativas en la evolución de los precios? Como ven en las previsiones anteriores, esperamos que la inflación mundial se acelere este año hasta un 2.9 % frente al 2.6 % anterior: 1.5 % (1.3 %) para la inflación de los países industrializados y del 5.0 % (4.7 %) los emergentes. Consideren sólo que la inflación de los países desarrollados ha caído según el FMI hasta un 1.3 % en marzo (1.6 % a finales del 2012). Niveles demasiado bajos en un contexto de debilidad económica como para no temer que cualquier hipotético shock vuelta a traducirse en nuestros riesgos de deflación.
¿Por qué la caída de la inflación? Debilidad económica, es evidente. Pero, la recuperación que observamos ahora ve limitado su impacto positivo en la inflación ante el outpu-gap que oscila en los países desarrollados entre 1.5-3.5 puntos del producto. Además, la caída de los precios de commodites en los dos últimos años (-10 %). La recuperación de la inflación será lenta, favorecida por la propia mejora económica. Pero, como constantemente nos recuerda el BOE, la estimación del output-gap es muy complicada. Mientras que la Fed, mucho más tranquila sobre los riesgos de inflación (especialmente ante la debilidad de fondo del mercado de trabajo….los salarios son una parte fundamental de la inflación USA) sólo advierte sobre la estabilidad financiera. Al final, otro tipo de inflación pero referida a los activos financieros. Por otro lado, ¿no pueden ser los activos financieros otra fuente de inflación en el futuro? Sí, veremos.
Nuestras previsiones para los mercados….