Decir que Argentina terminará el 2014 con una inflación del 35% anual, reservas en torno a 27,000 Millones de Dólares y una recesión aproximada de 1.5% resume en tres palabras elocuentes la Argentina del 2014 y no hay mucho más para imaginar, enroscarse en este tema es más una pérdida de tiempo que un ejercicio eficiente.
Sin embargo, los argentinos tenemos la costumbre de hablar todos los días de lo mismo y si no cambiamos de foco, el 2014 se nos va a ir entero pensando solamente en esta tríada inamovible. A pesar de que todos los días todo el país hable de lo mismo no parecería que esta triada cambie demasiado por lo que por momentos tiene más sentido imaginarse la Argentina del 2015 que seguir abarrotados cuestionándonos si las reservas van a estar en 26,000 o 27,000 o si la inflación va a ser del 37% o 35% o si el blue termina en 12.50, 12.75 o 13.50. Cualquiera sea el caso en estas combinaciones, eso no cambiaría que el 2014 será un año de “mediocre a malo” pero ciertamente “no explosivo” lo cual no es un detalle trivial.
El 2014 se encamina hacia un escenario que puede definirse como de “estable mediocridad”. Sin embargo, es muy diferente y muy superior a otro alternativo que peligrosamente se vislumbraba a inicios de año caracterizado por “inestable explosividad” cuando en enero el dólar llegó a 13. Para dar lugar a un escenario mejor que el actual deberemos esperar al 2016 con un potencial déficit fiscal más controlado, con un eventual plan anti-inflacionario en funcionamiento y con la apertura de la cuenta capital que desarme al cepo y ponga en marcha el tan necesario proceso de inversión, con una Argentina más ligada a los mercados internacionales. En vez de pasarnos el año entero preguntándonos cosas que ya tienen respuesta, resulta mucho más eficiente comenzar a imaginar a una Argentina más abierta al mundo y sin cepo.
Pero ojo, también es cierto que a este “equilibrio mediocremente estable” no hay que subestimarlo nunca. Los argentinos somos un monstruo psicológico muy especial y cuando el dólar empieza a ganar aceleración se nos crispa el alma, por decirlo de alguna forma. Entonces, se está terminado el segundo trimestre del año y con él el mayor influjo de dólares, probablemente los trimestres terceros y cuarto lejos estarán de representar para el Central los ingresos de divisas actuales y esto lo digo ante el reciente relajamiento de tasas dispuesto por el Central.
También es cierto que no habrá una respuesta a la inflación y por lo tanto la misma que ya se ha comido gran parte de la devaluación de enero seguirá poniendo presión al tipo de cambio durante los siete meses que restan a este año. En este contexto en donde ni la inflación ni el déficit fiscal se reducen, con un mercado de financiamiento externo virtualmente cerrado y con un sector exportador que también irá contribuyendo en menor medida al incremento de reservas, parecería que la suba de tasas en pesos es la única arma que le queda al Central para dormir todo lo que se pueda a un dólar que cuando le das un centímetro pica en punta como lo demostró la semana anterior.
Para asegurar que el 2014 definitivamente se encuadre en un equilibrio de “estable mediocridad” sin mutar a nada peor que eso, resultará más que interesante observar las próximas licitaciones de Lebacs y qué tan agresivo veremos al Central en materia de tasas en pesos. Un Central que de 30% bajó tasas en torno al 25%/26% vio al dólar escalar rápidamente a 12. ¿Será ésta una señal que le haga replantear al Central su política de tasas en el corto plazo? Es cierto que tasas más altas son más recesivas pero también es cierto que la incertidumbre que genera un dólar en suba frena vía expectativas a la economía en su conjunto. La recesión parecería ser una condena para el 2014, resultaría entonces útil preservar a raja tabla el escenario de “mediocre estabilidad”.