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Sistema electoral español, ¿justo o injusto? Circunscripción provincia

por Ismael de la Cruz Hace 10 años
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¿Por qué en las elecciones europeas los partidos nacionalistas apenas tienen éxito y escaños y en cambio en las elecciones españolas es todo lo contrario? Debido a la estructura de nuestro sistema electoral y sobre todo a que en España la circunscripción electoral es la provincia y no el país.

En las elecciones al Parlamento Europeo del domingo pasado, la circunscripción era única, es la región en sí. En España es la provincia. De todas formas, no somos los únicos que lo tenemos así, ya que en 21 de los 28 estados de la Unión Europea existe este mismo hecho.

En España, para las elecciones europeas, la totalidad del territorio español se convierte en la demarcación territorial a la que se imputan los votos de los electores y esos votos se convierten en escaños en las elecciones europeas. Así pues, los 54 eurodiputados que corresponde elegir a España son elegidos en una única circunscripción y los votos emitidos se convierten en escaños a través de Ley D’Hont.

Pero en las elecciones generales en España el tema cambia radicalmente, ya que la circunscripción electoral es la provincia y no el país, por lo que los 350 diputados del Congreso no son elegidos en todo el territorio nacional,sino que son elegidos por los votantes de las diferentes provincias españolas realizándose un reparto de los escaños en función de la población de éstas provincias.

Las dos ideas a tener en cuenta son:

- Con una circunscripción única (como sucedió en las pasadas elecciones europeas) salen beneficiados los grupos políticos que no son mayoritarios, en cambio, con la circunscripción de provincias salen bastante más perjudicados.

- Con la circunscripción única salen perjudicados aquellos partidos que no están “asentados” en todo el territorio nacional (pero que en cambio dominan en sus regiones o CC.AA), como es el caso de los partidos nacionalistas.

Bien, volvamos a España. Hemos dicho que se utiliza una división por circunscripciones y la Ley D’Hont para poder repartir los representantes dentro de cada circunscripción. Una circunscripción es una división electoral en el interior del país (en nuestro caso cada provincia es una circunscripción, así como también Ceuta y Melilla) A cada circunscripción le corresponde un número determinado de representantes por ley y los ciudadanos votan a sus representantes en cada circunscripción.

Pues bien, tras la votación se juntan todos los votos de una provincia y se aplica la Ley D’hondt: en base al número de habitantes de una provincia se le asignan un número de congresistas (mínimo 2, excepto para Ceuta y Melilla que es 1). Acto seguido se reparten los escaños en base a la fórmula matemática.

Evidentemente, los partidos mayoritarios en cada circunscripción se llevan más escaños. Hasta aquí todo normal y lógico. Pero claro, al ser la circunscripción la provincia,  los resultados salen un poco “tergiversados”, ya que en las provincias pequeñas se reparten pocos escaños. Piensen que si en una pequeña provincia por ejemplo solo se reparten dos escaños, uno irá para el partido con más votos, el segundo escaño es para el segundo partido con más votos (o incluso también para el primer partido si ha arrasado en los comicios). Por tanto, los siguientes partidos se quedan sin escaños y da igual el número de votos que hayan logrado.

Leí hace tiempo en un medio de comunicación (concretamente en El País) un ejemplo significativo al respecto. En Teruel se necesitan 25.000 votos para alcanzar un escaño (equivale a un 33% de los votantes turolenses y sólo el PP y el PSOE podrían aspirar en circunstancias normales a sacar escaños). En cambio, en Madrid un 3% de los votos son 3 escaños (equivale a 300.000 votantes).

Dos conclusiones se pueden extraer de nuestro sistema electoral con la provincia como circunscripción y no el país:

* Aquellos partidos políticos con mucho peso en una CC.AA tienen fácil obtener escaños aunque el número de votos obtenidos a nivel estatal sea bastante bajo.

* Los partidos no nacionalistas que no sean la primera o la segunda fuerza del país, lo tienen muy complicado, pueden lograr muchos votos a nivel estatal, pero están muy dispersos, de manera que no se traducen en escaños, tan solo en las grandes provincias.

Recuerden, y a modo de resumen, el hecho de que nuestro sistema electoral no sea tan proporcional no es culpa de la Ley D’hondt, sino de que la circunscripción electoral sea la provincia y no el país completo (como pasa en las elecciones europeas donde también se aplica la Ley D’hondt).


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