Tras un primer trimestre de general optimismo en las bolsas, este segundo trimestre los mercados exigen algo más a las empresas. Unos resultados que justifiquen este optimismo y alienten al inversor a seguir invirtiendo. En vista de la ronda de resultados presentados por compañías europeas en el último mes, observamos que la mejora esperada por los beneficios de las compañías europeas no se está produciendo, un hecho que a los gestores de renta variable europea de Renta 4 comienza a preocupar, y al mercado también, aunque tampoco se está viendo reflejado del todo en las cotizaciones que continúan al alza. Ya no se espera que los beneficios empresariales crezcan a doble dígito este 2014 y ahora ese crecimiento pasa a descontarse para 2015. La pregunta que nuestros gestores es clara: ¿Tiene sentido vivir continuamente de las expectativas sin que éstas converjan con la realidad corporativa? Desde nuestro punto de vista, sí. Tenemos un gran evento en el corto plazo y un gran evento en el medio plazo.
Medidas monetarias extraordinarias del BCE
La primera semana de junio va a ser crucial de cara al inversor, las próximas intervenciones desde Bruselas pueden desvelar el nuevo plan del BCE centrado en cuatro pilares básicos: sustentar el crecimiento de Europa, incrementar el flujo de crédito del sector bancario a la economía real (empresas y familias), incrementar las expectativas de inflación y, por último, depreciar el euro frente a otras divisas.
Las bolsas europeas se encuentran en la fase del ciclo en el que una vez descontado la expectativa de crecimiento y se ha descartado un desenlace dramático del euro, las compañías deben demostrar que son capaces de volver a crecer y justificar las exigentes valoraciones a las que cotizan hoy en día.
El primer dato relevante, y que desde Renta 4 llevamos avisando desde hace meses, es que después de la presentación de resultados del primer trimestre de 2014 de la mayoría de las compañías, las expectativas de beneficios se han revisado a la baja de manera considerable desde +14% a +7% (como en 2012 y 2013). Parece que otro año más la generación de beneficio va a defraudar al mercado. La diferencia es que los niveles de valoración son sustancialmente superiores a los que teníamos hace 1 o 2 años. Pero las bolsas están en máximos históricos en algunos casos, y en máximos de los últimos 5 años en otros. ¿Por qué el mercado está siendo inmune a los malos resultados empresariales? Por el Efecto Draghi
Draghi se está encargando de dar una nueva vuelta de tuerca a la tesis de inversión en los mercados de capitales. En junio esperamos medidas excepcionales de política monetaria europea. No se sabe muy bien como se formularán, pero “algo va a hacer”. Es evidente que el crecimiento del área euro, aunque exiguo, se está confirmando, pero también es verdad que la inflación está llegando a unos niveles muy preocupantes. Con toda la inyección monetaria que estamos viviendo a ambos lados del atlántico, la inflación en EEUU está en 1,5%, Reino Unido en el 1,6% y el área euro solamente en el 0,7%. Está claro que el BCE debe contener la caída de la inflación en Europa para no abocarnos a un escenario deflacionario como el vivido por más de dos décadas en Japón.
El hecho es que las tires de los bonos de largo plazo han retomado las caídas en rentabilidad y subidas en precio (1,4% el Bund alemán y 2,6% el T-bond estadounidense). Los motivos son dos: falta de aceleración de crecimiento económico y bajas expectativas de inflación. Parece lógico pensar que más medidas monetarias expansivas por parte del BCE en junio, no van a hacer que las tires de los bonos suban más, al no ser que sean interpretadas con fuerte crecimiento económico e incremento de la inflación, que visto los efectos que han tenido este tipo de medidas monetarias en EEUU y Reino Unido, no parece que vaya a ser el caso, al menos de manera inminente.
Y por último, gran parte de los peores resultados empresariales vienen explicados por la debilidad de la mayoría de las divisas frente al euro. Teniendo en cuenta que cerca de un 50% de las exportaciones de empresas europeas se destinan fuera del viejo continente. Si excluyésemos el efecto divisa en los resultados empresariales, éstos, no estarían defraudando tanto. Por tanto, si las medidas que tome Draghi el próximo mes, consiguen que el euro se debilite, tendremos un efecto muy beneficioso para las compañías europeas globales. La próxima reunión del BCE en junio va a ser absolutamente clave para conocer la dirección de los mercados este año.