La mejora esperada por los beneficios de las compañías europeas no se está produciendo, hecho que me preocupa y al mercado también, aunque tampoco se está viendo reflejado en las cotizaciones.
Pocas veces se da la paradoja de que la mejora en las encuestas de sentimiento empresarial (PMIs, IFOs), no anticipan de manera inminente la mejora de los crecimientos de los beneficios. En el gráfico inferior (fuente UBS/Bloomberg), se muestra claramente a lo que hago referencia.
El resultado es que ya no se espera que los beneficios empresariales crezcan a doble dígito este 2014 y ahora ese crecimiento pasa a descontarse para 2015. ¿Tiene sentido vivir continuamente de las expectativas sin que éstas converjan con la realidad corporativa? Desde mi punto de vista, sí, de momento. Tenemos un gran evento en el corto plazo y un gran evento en el medio plazo, que tienen la capacidad de cambiar el rumbo de los beneficios empresariales en Europa.
Medidas monetarias extraordinarias del BCE
La primera semana de junio conoceremos el plan del BCE para sustentar el crecimiento de Europa, incrementar el crédito del sector bancario a la economía real (empresas y familias), incrementar las expectativas de inflación y depreciar el euro frente a otras divisas. Draghi tiene una labor complicada ya que las expectativas que tiene el mercado de lo que decidirá en junio, son muy altas y existe el claro riesgo de defraudar con implicaciones correctivas para los mercados. Pero tiene también la oportunidad de sorprender de nuevo al mercado con alguna medida con la que no contamos los agentes financieros. Veremos, pero la clave del comportamiento de los mercados en el segundo trimestre del año, lo tiene Draghi y el BCE.
Implicaciones de los movimientos de las divisas
En los últimos 12 meses ha habido un maremágnum de movimientos en los mercados de divisas cuyo resultado final es que el euro se ha apreciado frente a todas o casi todas las divisas. Este movimiento es especialmente relevante en los mercados emergentes, motor de crecimiento de la mayoría de las compañías globales. El efecto es que aunque vendas más volumen de productos o de servicios, éstos se traducen en menores ventas reales cuando cambias el valor de la divisa al euro.
Este efecto (negativo de la divisa) está siendo muy pronunciado en sectores como Farmacia, Industriales, Alimentación&Bebidas, Retail o Petróleo. De hecho son los sectores que más han sorprendido a la baja al mercado por sus resultados trimestrales. Todo lo contrario que sectores y empresas con poca exposición internacional y mucha exposición a Europa (Eléctricas, Bancos, Construcción, Media y Seguros), cuyos resultados sí que han visto una clara mejora frente al año pasado. En el siguiente gráfico (fuente UBS y Bloomberg) se observa el momento de resultados de empresas domésticas e internacionales.
Si este efecto se revierte, o al menos, no empeora, nos encontraremos al finalizar 2014 y comenzar 2015 con que el efecto pernicioso de la depreciación de las divisas no-euro revertirá positivamente en los resultados empresariales de las compañías europeas y veremos el crecimiento que esperábamos todos en 2014 con 7 u 8 meses de retraso.
Por tanto, no es momento aún de abandonar la tesis de inversión en compañías europeas porque los beneficios están defraudando. El apalancamiento operativo sigue ahí, el recorte de costes ya se ha producido, la mejora de eficiencia también, y solo hace falta que ver la mejora de las ventas (sin el efecto divisa) para ver el potencial de los beneficios de las compañías europeas que, desde mi punto de vista, está infravalorado.