Después del parón veraniego, de haber superado con no poco esfuerzo el síndrome postvacacional, y de resistirnos a que este sol nos abandone, toca comenzar, un año más, la andadura laboral y académica.
Y a simple vista puede parecer un año más: misma caras, mismos contenidos, mismos atascos, mismos problemas… Pero este año, parece que va a ser diferente.
Si los datos macroeconómicos no nos mienten, y las tensiones internacionales (v.gr. Siria) no nos echan por tierra el resultado de una carrera de fondo, parece que este año será distinto.
Ya lo han vaticinado centros de estudios tan importantes -y acertados- como BBVA que parece que sigue indicando que vamos por la senda correcta y que los efectos de salir de la recesión se empezarán a ver en el entorno micro.
Y estas buenas noticias deben hacernos, si no lo habíamos hecho ya, cambiar el “chip”, afrontar un nuevo año de manera proactiva, buscando fórmulas para ayudar a que la salida de la recesión sea más rápida y más palpable a nuestro alrededor, para que los que nos rodean, y que lo puedan estar pasando mal, principalmente por el lastre del desempleo, se vean impregnados de ilusión y positivismo, y retomen con ilusión la búsqueda de nuevas oportunidades.
A las universidades y escuelas de negocios nos toca, desde las aulas, transmitir a nuestros alumnos ese sentimiento de superación, de que juntos se consiguen más y mejores resultados, de que valen más los hechos que las palabras, de que hay que hacer las cosas con perspectiva, buscando el largo plazo y la sostenibilidad en el resultado de nuestras acciones. Y seguir preparando buenos profesionales y excelentes personas.
Os deseo a todos un feliz año académico, lleno de éxitos personales y profesionales.