Las crisis económicas, políticas, sociales, etc. son fenómenos que se dan en absolutamente todos los países del paneta. En algunos casos, las crisis se dan con una frecuencia y gravedad que en otros países, pero absolutamente ninguna nación está exenta de sufrir algún fenómeno de crisis, mas aun con el desarrollo de la globalización que ha tenido lugar en las últimas décadas.
Ahora bien, claramente, aquellos que sufren con mayor impacto las consecuencias de las crisis, no son otros sino la población de dichos países. De igual manera que el mercado financiero, los seres humanos pasamos de la euforia a la depresión de manera constante a lo largo de toda nuestra vida. Estos cambios pueden tener lugar en distintos momentos de nuestra vidas, pero en general, todos solemos tener épocas de buenos momentos, los cuales en algún momento terminan. De igual manera, solemos tener situaciones negativas que impactan de igual manera en nuestro humor y nuestra vida pero que tampoco duran para siempre. Las tendencias cambian de manera opuesta constantemente, generando un ciclo que se comporta como un péndulo, yeando de la euforia a la depresión y de la depresión a la euforia.
Volviendo al comienzo de la nota, podemos decir que las grandes crisis económicas suelen llevar al ser humano a tomar decisiones de vida límites para buscar un mejor estilo de vida. Los argentinos sabemos muy bien qué clase de decisiones se suelen tomar en las crisis y sobre todo, con la memoria fresca de lo ocurrido en la crisis de 2001. Justamente esta crisis obligó a muchas familias a tomar la difícil decisión de emigrar y buscar un mejor futuro en otro país del exterior, alejándose de sus seres queridos, de sus costumbres, de su historia, etc.
Las emigraciones suelen mostrar un enorme descontento social y evidenciando una clara situación de gravedad económica y social. Ahora bien, ¿hacia dónde se iban los argentinos que tomaban la decisión de emigrar? Estas familias decidían irse hacia el viejo continente, mayormente hacia España e Italia e incluso rumbo a EEUU, Israel, países vecinos, etc. La ola migratoria tomo un mayor impulso en el peor momento de la crisis económica y social, incluso mucho después de que el mercado financiero haya revertido su tendencia bajista.
Lamentablemente, muchas familias argentinas que decidieron irse a Europa, desde el 2007, la bonanza del viejo continente ha quedado fuertemente comprometida, mostrando su peor en los años 2011-2012.
Casualmente, allí también las olas migratorias tomaron un protagonismo mayor y no solo muchas familias argentinas se vieron obligadas a regresar a su país, o eventualmente hacer una nueva migración, sino también los mismos europeos comenzaron a emigrar dentro de la unión europea, e incluso rumbo a otros países, también en busca de nuevas oportunidades laborales y de vida.
Nuevamente, en el peor momento de la crisis económica europea fue cuando se dio la mayor flujo de emigraciones hacia fuera de la unión económica, incluso en un contexto en donde los índices bursátiles están mostrando importantes retornos, mostrando una recuperación interesante que debería ser tomada en cuenta por analistas económicos a la hora de dar a conocer sus proyecciones económicas, mas aun sabiendo que el mercado financiero es un elemento de anticipación al ciclo económico.
En conclusión, es importante resaltar que las olas migratorias terminan siendo un elemento clave a la hora de poder identificar oportunidades de inversión en el mercado financiero. Y para las familias que deciden emigrar, deberán preguntarse si en realidad no se están yendo de su país muy cerca del cambio de ciclo (de negativo a positivo).
Más aun deberán cuestionarse, si al lugar hacia donde van también no está cambiando el ciclo (de positivo a negativo), ya que las consecuencias a tomar una mala decisión de emigración implicarían quedar colgado en el mundo en busca de una estabilidad potencial que no lograrían encontrar producto de ir justamente en contra de los ciclos y como consecuencia, ellos mismos estarían marcando los pisos y techo de los mercados, y de los cambios económicos justamente porque forman parte de las olas migratorias.