La Arcadia era una región de la antigua Grecia, que con el tiempo devino en nombre de un lugar imaginado en el que reinaba la felicidad, la sencillez y la paz en un ambiente idílico, que formaba parte de los mitos griegos y era mencionado en los cuentos populares como ejemplo de vida.
Pues bien, asistimos desde hace bastantes meses a un debate que si no fuera por los medios de comunicación, no pasaría de ser un diálogo de besugos. De un lado, tenemos a un líder político de una Autonomía en quiebra que se aferra a un discurso populista con el objetivo de dejar como legado haber logrado la secesión catalana; de otro a un líder político de un Estado, cercano a la suspensión de pagos, que habitualmente da la callada por respuesta y se esconde detrás de su vicepresidenta, en base a padecer un miedo escénico con el que uno no se puede dedicar a la política.
Y sin embargo, el problema no es político, sino económico. Si en la famosa entrevista que tuvieron el año pasado los dos líderes, se hubiera aceptado un concierto fiscal para Cataluña similar al que tienen los territorios forales del País Vasco y Navarra, no habría habido ningún problema, pero como no se aceptó, llegó la deriva nacionalista con un único ganador, Ezquerra Republicana, que va a superar a CIU en votos en las próximas elecciones.
Es cierto que el actual sistema de Financiación Autonómica es manifiestamente mejorable, y que ha generado notables asimetrías. Un indicador que nos puede servir para evaluar la diferente actuación de las CCAA en los últimos años es el ratio Deuda Autonómica / Habitante, cuyo resumen indicamos a continuación, sumando la Deuda de las Administraciones Públicas con la Deuda de las Empresas Públicas de cada CA:
Vemos que Cataluña tiene con diferencia la mayor Deuda por habitante de todas las CCAA españolas. Pero probablemente, lo más indicativo sería la evolución que ha tenido la Deuda Autonómica de Cataluña en los últimos años, multiplicando por cinco su deuda:
El Sr. Mas trata de vender a los catalanes el mensaje de que “España nos roba”, pero ni lo justifica, ni les dice a sus paisanos el por qué la secesión es la solución. Dice que España dejará de sacar dinero de Cataluña, y que entonces no habrá déficit y los catalanes vivirán en su particular Arcadia, pero no les justifica nada, ni les dice la verdad, que no es otra que la siguiente:
Cataluña dejaría de formar parte de la Unión Europea, con lo que quedaría tan aislada como Andorra, con fronteras, con aranceles y sin la moneda común. Si pide la anexión, tendría que justificarla y sus datos macroeconómicos actuales dan miedo, por lo que económicamente no se le concedería en un largo período, y políticamente, España podría ejercer el derecho de veto, y ya puestos, lo lógico es ejercerlo. En resumen, los catalanes dejarían de ser europeos por siempre jamás.
Cataluña tiene una deuda actual que supera los 57.000 millones de euros, y que crece geométricamente. Personalmente, creo que está en quiebra y que ningún inversor comprará los llamados “bonos patrióticos”. Su único banquero es el Estado español, que no para de prestarle dinero y aguantar sus continuos excesos en el déficit. Una Cataluña separada de España tendría que asumir su Deuda, y como España, que es su principal acreedor, no asumiría una “quita”, sería un país que nacería quebrado y con una deuda tan grande que no conseguiría financiación en ningún mercado. ¿Cómo iba Cataluña a importar petróleo, materias primas o medicamentos a otros países? ¿Iban los catalanes a usar la bicicleta para moverse?
Con el anuncio secesionista, ha habido varias empresas catalanas, entre ellas, la emblemática Editorial Planeta, que han dicho que trasladarían su domicilio fiscal a Madrid. Algunas multinacionales radicadas en Barcelona también han dicho lo mismo. Eso sólo significa paro, y por tanto que se deje de ingresar IRPF, IVA e Impuesto sobre Sociedades. ¿Podrá Cataluña asumir la bajada de ingresos con la deuda que tiene?
Los dos grandes bancos catalanes, Caixa y Sabadell, tienen la mayoría de su negocio fuera de Cataluña (son bancos claramente nacionales). Si Cataluña se escinde del resto de España, estos dos bancos no tendrán licencia para operar fuera de Cataluña, y lógicamente, España no debería dárselo, ya que la formación de un banco “extranjero” en España es discrecional por parte del Ministerio de Economía; al margen de que estas entidades quedarían fuera del paraguas del Fondo de Garantía de Depósitos de España, y de la protección de los primeros 100.000 € de depósitos por parte del Estado español, y lo normal sería un efecto rechazo por parte del resto de los españoles a mantener su dinero en entidades “extranjeras” sin protección. ¿Pueden los bancos catalanes permitirse el lujo de una secesión?
Nos quedaría el efecto que tendría la secesión en el resto de España. Hace unos diez años, hubo problemas con Cataluña y se orquestó un boicot al cava catalán, y tuvo bastante éxito. Muchas empresas regalaron en Navidad cava extremeño o valenciano, o simplemente sidra. ¿Ha evaluado el Sr. Mas el efecto que puede tener la secesión en su principal mercado, España? Una actitud generalizada del resto de los españoles de no comprar producto catalán puede llevar al cierre a miles de empresas, y de nuevo más paro, menos IRPF, menos IVA, etc. ¿Cómo va a mantener el Sr. Mas las cuentas de su estado independiente?
Como he dicho antes, el problema es económico, no político, y la Arcadia que les está pintando el Sr. Mas a los catalanes no es tal. Lo que de verdad tendrían es un futuro de paro, deuda y aislamiento, y Cataluña es demasiado grande para vivir de las ventajas fiscales como hace Andorra, ni puede salir a conquistar países mediterráneos como hacían en el siglo XIV. Llevamos quinientos años juntos, y estoy seguro de que es mucho más lo que nos une que lo que nos separa. Un diálogo sereno y sincero, mucho más económico que político es lo que necesita Cataluña. Si hay asimetrías en la financiación autonómica, que se corrijan, pero dejemos de una vez por todas de engañar a los ciudadanos con discursos políticos no fundamentados, y de crear Arcadias que no son otra cosa que mitos. Y los mitos, mitos son.