Suiza está promoviéndose como un centro internacional de comercio del yuan o renminbi (RMB), la divisa china. En días pasados, según reporta Reuters, el titular de su banco central y ministro de finanzas, organizaron un evento privado para banqueros suizos y chinos con el gobernador del Banco Popular de China (PBOC, por sus siglas en inglés), Zhou Xiaochuan.
En el evento que se celebró cerca de Zurich, la Asociación Bancaria de Suiza expuso su interés por contar con una línea de cambio de divisas (swap) entre el Banco Nacional de su país y el PBOC, así como una cámara de compensación a través de un banco chino radicado ahí, o incluso uno suizo. Como quiera, está claro que las autoridades no se detendrán hasta alcanzar su meta de posicionarse como uno de los principales centros de intercambio de yuanes. Ambos países se volverán a reunir el año próximo en China para continuar las negociaciones.
En esta competencia por supuesto, Zúrich se enfrenta a otros “pesos pesados” como Londres. El mes pasado, el PBOC anunció una serie de medidas para permitir canjes directos entre el yuan y la libra esterlina. Antes, estos tenían que realizarse usando al dólar como intermediario, lo que encarecía las transacciones. Asimismo, se eligió al Banco de Construcción de China (CCB), el segundo más grande por activos, como el primer banco de compensación en yuanes en la capital británica, y de hecho, en todo el mundo occidental.
Con esto, lo que nos debe quedar muy claro es que conforme el dólar estadounidense avanza hacia su tumba como divisa de reserva mundial, hay cada día más interés de otras capitales financieras europeas y asiáticas –como Sídney, Singapur, Fráncfort o Luxemburgo, por ganar también una posición de privilegio en el renminbi. Un “beso” de despedida para el dólar en preparación para el futuro. Así fue en el pasado cuando otras monedas perdieron la categoría de reserva –como la libra esterlina británica y antes la española “Real de a ocho” de plata, y así será una vez más.
Beijing tiene en sus planes continuar la relajación de los estrictos controles que tiene sobre su cuenta de capital, para impulsar el mayor uso del RMB primero como divisa de comercio internacional, y eventualmente, como una que sea acumulada por otros bancos centrales. Para esto último faltarían varios años más debido sobre todo a que China, no cuenta con un mercado de bonos de deuda que le dote de plena liquidez, y deberá desarrollarlo.
Por eso especialistas como Jim Rickards, opinan que el plan último de China no es en sí impulsar al yuan como divisa de reserva, sino como una de comercio, mientras se posiciona como el país dominante en el Fondo Monetario Internacional (FMI). De este modo, desplazaría al dólar en beneficio de los Derechos Especiales de Giro de esa institución, ya bajo su control. No olvidemos que incluso la directora gerente, Christine Lagarde, declaró que la sede del FMI podría mudarse algún día a Beijing.
En este sentido, debemos recordar que el gobierno chino y el PBOC promueven a Shanghái como centro internacional del oro, con miras a convertirla en nueva capital global por encima de Nueva York y Londres, con poder de establecer precios de referencia con base en transacciones de metal físico.
En fin. Suiza es pues solo el más reciente centro financiero entre quienes le dan una abierta bienvenida al yuan. Ojalá alguien le avise a Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal de Estados Unidos y a Barack Obama, que su arrogancia le saldrá muy cara a todos y en particular a los ciudadanos americanos, que tendrán que pagar los elevados costos de sus errores económicos, políticos y financieros. Las cosas están cambiando frente a sus ojos y no quieren darse cuenta.
Según la Sociedad para las Comunicaciones Interbancarias y Financieras Mundiales (SWIFT, por sus siglas en inglés), el RMB es ya la segunda divisa más usada para el pago del comercio mundial por encima del euro. La “desdolarización” del planeta no se detendrá y en el gobierno americano, no quieren ver la realidad. Deberían saber que el mundo para aquellos que han perdido el privilegio de contar con la divisa de reserva, jamás vuelve a ser el mismo.