Ya se lo he contado alguna vez. Forense; así me espetó un inversor muchos años atrás antes de iniciar una presentación. Y no me conocía. Pero, él dijo claramente lo que muchos otros sólo piensan. Los economistas somos especialistas en explicar el pasado. Y lo hacemos bien. Pero, a la hora de anticipar el futuro, nos movemos en un terreno resbaladizo repleto de hipótesis, mucha estadística y bastante racionalidad.. En situaciones de elevada incertidumbre a futuro, podemos errar más de lo normal. Y erramos bastante normalmente.
El ECB publica en su último Informe mensual un pequeño análisis sobre la “tendencia” que tenemos los economistas a infravalorar las recuperaciones económicas (podríamos decir también en las tendencias bajistas….somos por naturaleza optimistas). Para ponerle color a esta afirmación ofrece el siguiente gráfico. Trata sobre la recuperación limitada y temporal de la economía europea en 2010 y su valoración por los economistas e instituciones supranacionales de análisis…
Podríamos decir que el pasado es el mejor (o uno de los mejores) predictores del futuro. ¿No están de acuerdo? ¿no utilizan esta máxima regularmente a la hora de invertir en los mercados? Seguro que sí.
En esta otra tabla el ECB estima el margen de error cometido en las predicciones, tanto para el año en cuestión como para el siguiente. Como ven, los errores cometidos un año no suponen adoptar un mayor pragmatismo en las previsiones para el siguiente ejercicio.
De hecho, en las recesiones los errores incluso son mayores. No hace falta buscar muy lejos para encontrar ejemplos de este optimismo. Por ejemplo, el FMI se ha caracterizado en los últimos años por esperar para el siguiente la recuperación de la tendencia de crecimiento mundial a medio plazo. Para, a mediados del año en cuestión, aplazar esta tasa “objetivo” al siguiente ejercicio. Este año ha sido un nuevo ejemplo.
El ECB explica los errores en el ciclo de inventarios: a medio plazo su impacto es nulo, pero a corto plazo puede llegar a tener un impacto positivo en la economía entre 0.7/1 punto.
Cuando hablamos del ciclo de inventarios también podemos incorporar la figura del output-gap. Al final, una fuerte contención del gasto o inversión durante la Crisis que puede reflejarse a su vez fuerte recuperación sin por ello aumentar los riesgos de inflación. Una recuperación cíclica intensa que irá perdiendo fuelle en los siguientes meses.
Lo llamativo, tras admitirlo, es como muchos economistas pueden tener la tentación de confundirlo con una recuperación tendencial donde ritmos de crecimiento elevados se interpretan con su nivel potencial y sostenible. Como nuevos creyentes, los pesimistas y neutrales en el pasado se pasan al bando del optimismo primando los datos de coyuntura por encima de la lógica económica. A la vez, una mejora más allá de lo razonable de las condiciones financieras (bajar la guardia frente al riesgo) puede llevar a los analistas y economistas a sobreestimar el escenario macro a corto plazo sin valorar el riesgo que suponen los excesos financieros y la propia debilidad de fondo de la recuperación. Luego, más tarde, como realmente ocurrió en 2010, valoraremos por qué nos equivocamos por defecto en 2010 y por exceso en 2011/2012.
El futuro sigue siendo incierto.