Nuestras apuestas recientes no han ido descaminadas, ya que tanto el petróleo como los futuros del Eurostoxx Banks como el Dow Jones, sobre los que habíamos manifestado una opinión prudente en nuestros últimos Gráficos semanales, han vuelto a recortar ligeramente estos últimos días.
Pero, sin duda, el gran protagonista de la última semana ha sido el Banco Espirito Santo (BES) que se ha visto afectado por problemas del grupo empresarial de su principal accionista, la familia portuguesa del mismo nombre. En solo cinco sesiones el BES ha perdido casi la mitad de su valor Bursátil, hasta el extremo de que los supervisores de la Bolsa portuguesa se vieron obligados a suspender su cotización el pasado jueves, solicitando plena información al BES acerca de la exposición de su balance al grupo empresarial de su accionista principal.
Tal y como se ve en el Gráfico del último año, la caída del BES ha sido vertical desde inicio de junio, cuando afloró el conflicto familiar y empezaron a vislumbrarse los posibles problemas del grupo empresarial no bancario. Esta última semana, al publicarse mayores detalles sobre los riesgos que el Banco tiene con el grupo familia, la cotización se ha hundido aún más.
Al finalizar la semana el BES ha publicado un comunicado cifrando en mil doscientos millones de euros su exposición al riesgo del grupo Espirito Santo, y el Banco de Portugal ha emitido una nota asegurando que el BES es solvente y dispone de recursos de capital suficientes, aun en el caso de tener que provisionar su riesgo con el grupo familiar. Pero esto no evito una caída adicional del 5,5% en la sesión del viernes.
Todo ello podría invitar a comprar acciones del BES, aprovechando los buenos precios tras el desplome. Sin embargo, sigue habiendo dudas respecto al balance de la filial del Banco en Angola, que podría tener una cartera de créditos de dudosa garantía, y desde luego no hay que excluir, sino todo lo contrario, que el Banco de Portugal finalmente obligue al BES a hacer una ampliación de capital muy amplia, para cubrir todos los posibles riegos, al estilo de la que hizo Bankia el pasado año 2013. Teniendo a mano la posibilidad de emitir acciones en Bolsa a un precio tan bajo como sea necesario para cubrir la ampliación, parece difícil que el supervisor se resista a esa tentación.
Precisamente por eso, parece recomendable y prudente esperar a una posible ampliación de capital para comprar acciones, ya que la experiencia indica que dicha ampliación podría hacerse con un sustancial descuento.
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