En el informe de ayer expuse lo siguiente: “(…)No menos relevante se me antoja la segunda señal consecutiva de clímax bajista generada por mi indicador de volumen, en un aviso de que tal vez se haya producido una culminación de las órdenes de venta, un agotamiento de la presión ejercida por los bajistas, que ahora podrían batirse en retirada hasta una mejor ocasión”.
Dicho y hecho. Los osos se resguardaron en sus guaridas asustados ante la riada alcista que presentían, aluvión barruntado asimismo por mi indicador de volumen.
Con igual pericia pronosticadora, las vibraciones de Gann que figuraban el 8 y el 10 de octubre han desempeñado su labor de forma brillante, forzando un suelo de al menos corto plazo.
Y digo corto plazo porque la subida registrada ayer, aunque muy potente y capaz de romper al alza la línea horizontal situada en 1.687,15, no tuvo suficiente empuje para obligar al oscilador de confirmación a certificar el cambio de fase.
No obstante, dado que se ha roto la línea horizontal y la subida de ayer resulta prometedora, de forma excepcional voy a elaborar mi análisis COMO SI el ciclo estuviese en su fase ascendente.
Repito, el ciclo sigue oficialmente en su fase descendente, pero voy a adelantarme a los acontecimientos, en la convicción de que en pocos días el oscilador de confirmación corroborará que el suelo del ciclo de 40 días se formó el 9 de octubre. Esta práctica conlleva peligro; sin embargo, dado el especial momento que viven los mercados norteamericanos, merece la pena tomar algún riesgo.
Dicho lo cual, suponiendo que el ciclo esté ya en su fase ascendente, debo decir que el primer objetivo de subida se encuentra entre 1.701,57 y 1.709,45. Un segundo objetivo se localiza entre 1.735,71 y 1.748,84.
Del estudio de la onda sinusoidal se desprende que el techo teórico (TT) del ciclo se prevé para el 23 de octubre. Antes de toparse con el TT, el S&P 500 tendrá que enfrentarse a las vibraciones de Gann capaces de forzar un techo que figuran respectivamente hoy y el 18 de octubre. Dos vibraciones más aparecen el 28 de octubre y el 31 de octubre.
Por ahora, no disponemos de ninguna línea horizontal cuya rotura a la baja active una señal de la posible conclusión de la supuesta fase ascendente del ciclo.
Como complemento, traigo hoy a este informe el diagnóstico elaborado por la Línea Futura de Demarcación (LFD) de 40 días del S&P 500. A semejanza de mis herramientas de estudio, este instrumento analítico todavía no ha confirmado el suelo del ciclo de 40 días. Para eso se requiere que el precio la corte al alza. Ahora bien, podemos elaborar provechosas suposiciones. En el caso de que hoy el S&P 500 supere su LFD de 40 días, el objetivo de subida se ubicaría en 1.738,34, escenario que he plasmado en el gráfico.
En términos de tiempo, dado que la LFD formará su suelo el 23 de octubre, el techo del ciclo debería constituirse en torno a esa fecha.
Con todo, recuerdo que ésta es una proyección de lo que podría suceder si el precio confirma el suelo del ciclo rompiendo al alza su LFD de 40 días. En tanto eso no ocurra, lo expuesto aquí es una conjetura. Valiosa, pero conjetura.
Por último, quiero destacar que el McClellan Oscillator alcanzó ayer la zona aconsejable para dibujar posteriormente una divergencia alcista fiable. Dicho con otras palabras, se acercó al nivel cero sin superarlo.
Llegados a este punto, caben dos opciones. La primera consiste en que el S&P 500 forme ya un techo de corto plazo e inicie una nueva ronda bajista que le lleve a marcar mínimos decrecientes no corroborados por el McClellan, en cuyo caso este indicador dibujaría una divergencia alcista (patrón explicado en el informe de ayer).
La segunda opción se resume en que el McClellan supere en los próximos días el nivel cero. En ese supuesto, se confirmaría que la mayoría de las acciones que engrosan el S&P 500 gozaría ya de una tendencia alcista. No podríamos esperar, por tanto, la formación de ninguna divergencia por parte del McClellan. Seguramente, el suelo del ciclo de 40 días quedaría ya a nuestras espaldas.
Permanezcan atentos.