¿Se imaginan que les pudieran hacer directamente esta pregunta? ¿y que la respuesta fuera realmente transparente? Pero no la transparencia exigida por algunos medios a la futura nueva presidente de la Fed reemplazando a Bernanke a principios de enero. Me refiero, a sus certezas e inquietudes. A sus dudas, que las tendrán y serán muchas, a la hora de seguir defendiendo la política monetaria actual. Necesaria sin duda, a corto plazo. Arriesgada, con demasiados costes a medio y largo plazo. Partiendo de uno de los más importantes para su trabajo: la credibilidad.
Uno de nuestros economistas, ex miembro de la Fed, ha utilizado el título de esta nota como cabecera para una de sus presentaciones. Un título simple, pero con complejas connotaciones. Algunas de las cuales no serán políticamente correctas. Una parte de ellas las resumía hace unas semanas el propio Buffett:
Decía un trader amigo mío que lo importante no es el precio de venta de los activos como el de compra. Comprar barato que luego la venta será un hecho. Pero, ¿qué política utiliza la Fed para comprar papel por más de 85 bn.$ al mes? El precio, barato o caro, no es lo relevante. De ahí uno de los principales problemas a la larga de mantener esta política sin cambios: distorsiona los precios de los activos, genera riesgo moral en los inversores y como hemos visto de forma reciente probablemente también en la clase política. Al final, puede crear unas condiciones financieras artificialmente expansivas que generen excesos de precios (¿inflación? hay muchos tipos de inflación) distorsionando los mercados y afectando a la larga de forma negativa a las perspectivas de crecimiento. ¿Creando mercado? Inicialmente; ¿distorsionándolo? Probablemente; ¿deteriorándolo? Es el temor que tenemos muchos. Muchos ya olvidan el principal problema que nos llevó a la Crisis, como fue el exceso de deuda. Y la deuda se resuelve con tiempo, ajustes, represión financiera y crecimiento. ¿Inflación? Nunca será un objetivo explícito. La cuestión de fondo es confiar en que el paso del tiempo con condiciones financieras cada vez más laxas forzará una recuperación fuerte y sostenible. Cinco años más tarde, esto último no se está materializando. ¿Tendrá algo que ver la lentitud de los ajustes a que lleva la complacencia de la política monetaria?
¿No les parece que la actuación de los bancos centrales sea tan dramática como lo expuesto antes? Al observar el gráfico anterior vemos como, con la excepción del BOJ, en el resto su balance se reduce (ECB), se estabiliza (BOE) o sube de forma moderada. Naturalmente, en términos del producto nominal. De hecho, el caso del ECB marcaría el camino para el resto con el tiempo: de forma ordenada, ajustando su balance en un entorno de reducción de las primas de riesgo y revalorización de activos. Pero, con una subyacente fragmentación de la financiación sin corregir, ajustes de los desequilibrios muy lento y con riesgo claro de revertirse ante la debilidad política y con la integración financiera y fiscal europea congelada. Quizás me equivoque en esto último, si en el Eurogrupo de dos días que se inicia hoy hay un acuerdo sobre el Mecanismo de resolución de crisis bancarias. Ya veremos. Por lo demás, doy más probabilidad a un nuevo LTRO a principios de año que vuelva a elevar el balance del ECB. Demasiados vencimientos en dos años en la banca europea, periférica y central, y restricción de crédito bancario sin resolver. Hay que ser perseverantes con las medidas expansivas tomadas: en esto subyacen los principios de indefinido e ilimitado que han utilizado muchos bancos centrales a la hora de marcar su margen de maniobra. No hay nada más que decir.
Hay un tema especialmente interesante a la hora de valorar el protagonismo de la política monetaria para luchar contra la Crisis: unas condiciones financieras extremadamente laxas que facilitan los ajustes aunque esto puede llevar a prolongar los problemas de fondo. Desde la mejora de las condiciones financieras que han permitido mejorar el resultado de las empresas y los pagos por intereses del sector público hasta la mejora de la capacidad de compra de las familias. Y las familias son también inversores, lo que les ha beneficiado de la revalorización de activos aumentando de esta forma su riqueza financiera y fortaleciendo su balance. Al final, creando las condiciones apropiadas para recuperar su consumo, inversión y margen para más deuda. En otros casos, una mera sustitución del titular de la deuda desde empresas y familias por el sector público y el propio balance de los bancos centrales. ¿Qué falta? Inversión empresarial, empleo y mayor crecimiento potencial como también más certidumbre hacia el futuro. Pero todo esto queda fuera del ámbito de actuación de los bancos centrales. Y una de sus pesadillas de que haya una relación directa entre su actuación y la lentitud en la recuperación económica sostenible.
¿Y después qué? pero, ¿cómo decidir cuándo ha llegado el momento de ser después? El BOE y la Fed probablemente serán los primeros bancos centrales en plantearse y probablemente sufrir el inicio de la normalización de la política monetaria. Una mayor volatilidad en los mercados financieros será su consecuencia explícita. El resto lo iremos viendo poco a poco, como gradual será también la forma de proceder de los bancos centrales.