El pasado 1 de octubre entró en vigor la que fue la tercera subida de la luz desde julio y la cuarta de 2013 a la que tienen que hacer frente los consumidores. En esta ocasión, el incremento ascendió al 3,1%.

Sin embargo, la cosa no cesará ahí, ya que según avanza el Informe Económico Financiero que acompañaba al anteproyecto de Presupuestos Generales del Estado, será aún peor en 2014. No en vano, según reza el documento, “en 2014 los ingresos del Impuesto sobre la Electricidad se elevarán a 1.681 millones de euros, con un aumento del 7% con respecto a 2013”.

Por ello, desde el Observatorio Inversis queremos darte una serie de consejos para que, a pesar de estas subidas, consigas ahorrar en tu factura de la luz. Lo primero de todo es buscar la tarifa que más se adecue a nuestras necesidades, comparando con las distintas compañías, y no contratar una potencia mayor a la que realmente necesitemos. Además, te recomendamos:

Calefacción

Esta última subida de luz se ha hecho efectiva en el cuarto trimestre del año, coincidiendo con la bajada de las temperaturas. Y, precisamente, la calefacción es uno de los factores que más influyen en la factura de la luz. Por ello, hay que controlar bien la temperatura: entre 20 y 22 grados puede ser suficiente. Cada grado de más el consumo aumenta entre un 6% y un 8%. Además, es conveniente rebajar la temperatura del termostato entre 4 y 5 grados cuando no estemos en casa o durante la noche.

Iluminación

Cambiar las bombillas tradicionales por las de bajo consumo reducirá la factura de la luz. Es cierto que son más caras, pero duran hasta ocho veces más y ahorran hasta un 80% de energía eléctrica. Otro de los pasos que nos puede ayudar es utilizar tubos fluorescentes donde se necesita más cantidad de luz y durante más tiempo, como en la cocina. Eso sí, este tipo de lámparas consumen mucho al encenderlas, por lo que hemos de dejarlas encendidas si van a estar menos de 20 minutos apagadas.

Electrodomésticos

Cuando compremos un electrodoméstico, debemos fijarnos que sea de clase A+++ o A++, que ahorran hasta un 70% de energía. En el caso del frigorífico, por ejemplo, ajustar los grados a los recomendados por el fabricante se notará en nuestra factura, pues cada grado más de frío se traduce en un aumento de energía del 5%.

Por otro lado, cuando usemos la lavadora, hay que utilizar programas a temperatura moderada, ya que alrededor del 90% de la energía se usa para calentar el agua. Centrifugados con programas de pocas revoluciones también consumen menos. Y, al igual que con los lavavajillas y secadoras, hay que utilizarlos al máximo de capacidad.

Además, no debemos dejar la televisión u otros aparatos eléctricos en stand by, sino apagarlos completamente.

Cocinar

Cuando cocinemos, conseguiremos ahorrar electricidad si usamos el calor residual, es decir, apagar las placas unos cinco minutos antes de retirar las sartenes. Además, la utilización del microondas supone un ahorro energético de entre un 60% y un 70% respecto de los hornos convencionales. Pero si utilizas este electrodoméstico a menudo, pequeños gestos como no abrirlo innecesariamente mientras cocinas o no precalentar para cocciones superiores a una hora nos ahorrarán consumo energético y, cómo no, dinero.