La semana pasada el banco sudafricano FirstRand Bank Limited (FRB), anunció la puesta en marcha de los primeros bonos pagaderos en oro contante y sonante, por un equivalente inicial de 188 millones de dólares. Este “Bono de Oro” único en su tipo a nivel mundial, será emitido por el Rand Merchant Bank (RMB) –una división del FRB, negociado en la Bolsa de Valores de Johannesburgo (JSE, por sus siglas en inglés) y denominado en “Krugerrands”. El interés que ofrece es de 0.5 por ciento anual en metal.
El “Krugerrand” fue introducido en 1967, y para finales de la década siguiente, ya dominaba el mercado global de monedas de oro. No por nada se encuentra entre las más famosas y preferidas por el público coleccionista e inversor. Estos Krugerrands son de 22 quilates, con un peso de 33.93 gramos y contienen una onza troy (31.1 gr.) de oro puro aleado con cobre. Su diámetro es de 32.69 milímetros y en el anverso ostenta el rostro de Paul Kruger, expresidente de ese país, cuyo apellido junto con el de rand, de su divisa, dan nombre a la moneda. En el reverso se observa una gacela saltarina o springbok, el año de acuñación y el contenido de metal fino. Cabe agregar que el Kruggerand es moneda de curso legal en Sudáfrica.
Estos novedosos Bonos de Oro son a plazo de cinco años y requieren que antes los inversionistas ya tengan o compren Krugerrands, con los que a su vez se adquieren los bonos al FRB. A su vencimiento el valor del bono será determinado según el precio corriente del oro en los mercados internacionales, el tipo de cambio rand/dólar y el interés ganado. Este interés será calculado en onzas troy, a su vez representadas por Krugerrands. Los inversores pueden optar por recibir la entrega física del metal o bien, ser “pagados” en efectivo. Habría que leer las “letras chiquitas” de los contratos, pero liquidar en divisa podría ser una típica válvula de seguridad en caso de no contar con todo el oro requerido para las entregas. Una ventaja para el banco pero desventaja para el acreedor. Asimismo, durante la vigencia de los bonos, estos pueden comprarse y venderse con libertad en la JSE.
Los Bonos de Oro son una forma de ganar exposición al metal como inversión, mientras se evitan los costos típicos de almacenamiento físico y gastos de administración. El propósito según el RMB, es proveer cobertura contra la inflación y la devaluación del rand frente al dólar. Por su parte, la directora de mercados de capital de la JSE, Donna Oosthuyse, opina que son una manera innovadora de invertir en uno de los activos más antiguos de su bolsa de valores.
Una ventaja adicional es que los pequeños inversores han sido incluidos, pues desde un Krugerrand podrán obtener una nota de Bono de Oro, y recibir su interés.
Sin lugar a dudas esta noticia es muy importante y nos habla, de entrada, de la creciente desconfianza que hay en el mundo financiero y monetario hacia las divisas de papel. Aquí hemos advertido que el curso de esas estatales monedas fíat es descendente y hacia su verdadero valor: cero. La imparable alza de precios es la prueba de ello. En este sentido, es de aplaudir que comience a haber opciones novedosas para aquellos que no están interesados en obtener una utilidad en esos billetes que pierden valor, sino en dinero real, oro.
Lo más destacable es que para adquirir estos bonos de oro se exige de entrada pagar en una de las monedas más emblemáticas del orbe. No se aceptan dólares, euros ni rands de forma directa. En definitiva estamos ante un preludio más de la muerte del sistema monetario que nos rige, y de la crisis que desencadenará la impresión continua e ilimitada de este falso dinero. Ese es el mensaje entrelíneas más importante de estos Bonos de Oro. Así es como los debemos ver y entender.
Solo el tiempo nos dirá si esta medida se inscribe dentro de un plan mayor de los BRICS (grupo compuesto por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, opositores a la hegemonía estadounidense) para seguir desplazando al dólar, y establecer un mecanismo de descubrimiento de precios de metales preciosos monetarios que en verdad sea transparente, no manipulado como el actual dominado por Londres y Nueva York. Aquí hemos explicado cómo y por qué China busca posicionar a Shanghái como futura capital del mundo monetario del oro. No dudemos que próximamente nuevas firmas lancen sus propios bonos de oro en otro de los BRICS. Ojalá que así sea.
Mientras tanto, bienvenidos estos bonos pioneros, aunque sin duda, una gran parte de las “manos fuertes” del mercado seguirá prefiriendo la tenencia física de su oro y plata fuera del sistema bancario. Y es que como afirma el profesor Antal Fekete, fundador de la Nueva Escuela Austríaca de Economía: “cuando se trata de oro, no se puede confiar en nadie”.