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7 Verdades que los inversores no pueden aceptar (y II)

por Carlos Montero Hace 10 años
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Dentro de nuestro especial sobre las siete verdades esenciales de la inversión que todos somos conscientes, pero que no podemos aceptar todo el tiempo, no importa cuánta evidencia hayamos visto, hoy analizamos las tres últimas (vía Josh Brown, CEO of Ritholtz Wealth Management):

5. Los incentivos importan.

Todo el mundo tiene que ganarse la vida. Averiguar cómo un gestor de inversiones se gana la vida y lo que impulsa sus honorarios puede servirle para determinar cómo sus incentivos pueden afectarle. No hay nada malo con que un gestor o un fondo de inversión le cobre una comisión por sus servicios, siempre y cuando el consumidor entienda que esto dará lugar a ciertos sesgos y conflictos que están siempre presentes. El interés propio de los profesionales de la inversión se puede manifestar de muchas maneras, desde su proclividad a recomendar transacciones a su lealtad a unos determinados fondos en particular, etc. Un broker quiere que usted piense que operaciones rápidas en activos le hará ganar dinero, una gestora de fondo quiere que pienses que nunca debes operar acciones por tu cuenta y que es más seguro comprar un buen fondo a muy largo plazo. Todo el mundo tiene un interés personal, usted incluido, y las opiniones de la gente están casi siempre coloreadas por lo que es mejor para ellos personalmente.

Los inversores entienden esta verdad intelectualmente, pero no lo aceptan.


6. El público siempre está equivocado en el peor momento posible

En el largo plazo, sólo una cosa es segura - no hay una "clase de activos" que peor se comporte que el inversor medio. En el agregado, los inversores medio obtienen un rendimiento pero que las acciones de valor, las acciones de crecimiento, acciones extranjeras, bonos, bienes raíces, el precio del petróleo, el precio del oro, e incluso la tasa de inflación en sí misma. Nada se comporta peor que la clase media inversora. Lo sabemos por el estudio de rendimientos en dólares ponderado, una visión de no sólo cómo una inversión se comporta sino la cantidad de dinero real que habría ganado o perdido la gente que invirtió en ella. En general, apostamos en grande en activos que ya han subido mucho y vendemos después de que hayan caído. Damos mucho de nuestro a gestores estrella en el momento en el que el rendimiento que obtienen está a punto de volver a la media - y hasta pagamos bastante por ese privilegio. Esta es la eterna persecución y es tan vieja como el mundo.

Los inversores entienden esta verdad intelectualmente, pero no lo aceptan.


7. El miedo es mucho más poderoso que la codicia

La ciencia del comportamiento ha demostrado que sentimos una angustia mucho más grande por las pérdidas que alegría por las ganancias. La aversión al riesgo es un carácter genético venido de la evolución. Como los descendientes de los miembros más prudentes de una especie, estamos predeterminados genéticamente para actuar rápidamente cuando nos sentimos amenazados - y esto se extiende a nuestro más preciado recurso moderno, nuestro dinero. Es por eso que los mercados caen mucho más rápidamente de lo que suben.

Los inversores entienden esta verdad intelectualmente, pero no lo aceptan.


7 (a). No hay placer sin el potencial dolor.

Ajustado a la inflación y los impuestos, la rentabilidad media anual de las acciones desde 1926, es aproximadamente cuatro veces superior a la rentabilidad de los bonos ultra-seguros. ¿Por qué? Porque invirtiendo en acciones, usted está asumiendo más riesgo a corto plazo y acepta una mayor volatilidad hoy. Como resultado, usted será recompensado en el futuro. No puede ser de otra manera, esta relación entre el riesgo a corto plazo y la ganancia a largo plazo es a la vez elemental e incontrovertible. Las gestoras y bancos de inversión ganan la mayor cantidad de dinero convenciendo a sus clientes de que esta regla se puede saltar, manipular o vencer. La gente pagará a cualquiera casi cualquier cantidad de dinero para que aproveche todas las subidas y no se vea afectado por ninguna bajada. A pesar del hecho de que, a lo largo del tiempo, esto no podrá conseguirse.

Los inversores entienden esta verdad intelectualmente, pero no lo aceptan.



En los momentos de euforia o pánico, todos hemos hecho cosas que van en contra de todas o algunas de las verdades de inversión que ya habíamos establecido anteriormente. La mala noticia es que probablemente lo haremos de nuevo. La buena noticia es que, sabiéndolo, podremos ser mejores inversores con el tiempo.


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