Los amables seguidores de este espacio, saben que estamos siendo silenciosos testigos de una gran transferencia de riqueza de Occidente a Oriente, que en el plano monetario se manifiesta en la acumulación masiva de oro físico, sobre todo por parte de China, que es ya el principal consumidor global. Asimismo, que como adaptación a este cambio de liderazgo, grandes centros financieros se están preparando para un mundo en el que el yuan o renminbi (RMB), la divisa china, se convertirá en la moneda preponderante en el comercio, y más tarde, en una de reserva.
Pero aquellas capitales financieras, en especial las asiáticas, también están interesadas en ser protagonistas del mercado del oro, el dinero real, que por fuerza tendrá que jugar de rol preponderante en el sistema que surgirá entre las cenizas del dólar. El billete verde, producto de su corrupción por deuda y emisión monetaria infinitas, no será más el sol alrededor del cual giran todas las demás divisas.
En este contexto, en mayo pasado le informamos aquí que China se había acercado ese mes a bancos extranjeros –entre ellos HSBC, Standard Bank, Standard Chartered Bank, Australia and New Zealand Banking Group y Scotiabank– y productores, para invitarlos a participar en el proyecto de una nueva bolsa global de oro en Shanghái. Pues bien, esto ya se ha materializado, y ahora le confirmamos que será a partir del 29 de septiembre cuando entre en operación en la Zona de Libre Comercio (ZLC) de esa ciudad, según dio a conocer Shen Gang, vice administrador general de la bolsa, en una conferencia de prensa en Beijing hace unos días. Los miembros serán alrededor de 40 compañías.
Los inversores internacionales podrán así, por primera vez en un mercado financiero chino, negociar en yuanes sin importar que estos provengan del exterior o del interior del país. Dicho de otra manera, los chinos siguen avanzando en sus lentos pero consistentes pasos hacia la libre movilidad de los capitales, y qué mejor forma de hacerlo que propiciando el comercio de oro en renminbi.
Se podrán intercambiar de inicio ocho contratos ya existentes en la Bolsa de Oro de Shanghái (SGE, por sus siglas en inglés), además de tres de la nueva plataforma global. El formato es en 100 gramos, 1 y 12.5 kg.
Al mismo tiempo, Bloomberg informa que el CME Group –propietario de la bolsa de futuros más grande del planeta, planea lanzar un contrato de oro en Hong Kong (HK) entregable en físico. Abrirá así la primera bóveda del Comex (Commodity Exchange) fuera de Estados Unidos para sus contratos de 1 kg. oro pureza 99.99%, que serán similares en su estructura a los de 100 onzas que se intercambian hoy en el mercado americano de futuros.
Como decíamos, centros como Singapur y Tailandia están entrando a la disputa junto con Shanhái por lanzar nuevos productos financieros basados en el comercio de metales preciosos físicos. El objetivo explícito es tener una participación más importante en la determinación de los precios de referencia que, hay que decir, los asiáticos saben muy bien que se manipulan a la baja en la actualidad desde Londres y Nueva York.
Aunque de momento existe una especie de “pacto implícito” por el cual Occidente deprime los precios del oro y la plata en dinero fíat, mientras China aprovecha para acumularlos en masa a precio de ganga, es una realidad que tarde o temprano quedará tan poco metal precioso material en este hemisferio, que el mercado tendrá que ajustarse por fuerza. Pasaremos entonces del intercambio basado en oro-papel, al soportado por la operación con barras y lingotes, cuyo precio referencial estará soportado por indicadores asiáticos. Adiós al monopolio británico-americano.
Según Xu Luode, presidente de la SGE, están intentando ser un polo donde el oro pueda ser negociado “y luego enviado a otras partes, con bóveda y otros servicios en la zona”. Por ello están también tratando de atraer a otros bancos y firmas acreditadas ante el Mercado de Lingotes de Londres (LBMA, por sus siglas en inglés), para que su plataforma sea lo más global posible.
Por su parte, Shen Gang fue muy claro: “el banco central (chino) nos ha encargado la misión de explorar maneras de impulsar el uso del yuan en el mundo”. El mensaje del gobierno de Beijing queda así más claro que el agua. Profundas transformaciones están teniendo lugar ante nuestros ojos, para quien lo quiere ver.