Hay muchas cosas de las que preocuparse en estos días. Una mirada superficial nos deja un panorama desalentador: la persistente crisis en España; el Papa dice que la Tercera Guerra Mundial está en marcha; el Reino Unido podría desmoronarse propagando una ola independentista por toda Europa; la epidemia de Ébola está empeorando; las tensiones geopolíticas en Ucrania y Oriente Medio, etc.
Con todo esto en mente es fácil de olvidar, o al menos poner en el contexto apropiado, el extraordinario progreso que la humanidad ha logrado a lo largo de los siglos en contra de obstáculos notables. La población mundial ha aumentado de manera constante. Las enfermedades graves como la poliomielitis y la viruela, que afectaron incluso a monarcas y presidentes a lo largo de los siglos, han sido erradicadas. Podemos recorrer el planeta en menos de 24 horas y poner satélites en el espacio profundo. Los baby boomers y su descendencia son las generaciones más prósperas que el mundo jamás haya visto.
Esto demuestra que con la suficiente inteligencia, la voluntad política, el sentido común y perseverancia, podemos superar la mayoría de los retos a los que nos enfrentamos como especie. Esto debería proporcionar esperanza a los que piensa que podemos hacer frente a todos nuestros problemas actuales.
Así que ¿por qué preocuparse?
Bueno, ¿qué pasaría si empezamos a perder esas cualidades y valores tan valiosos como sociedad global? Por eso creemos que los siguientes gráficos (vía Erico Matias, Sinclar & Co) son los más temibles en el mundo de hoy:
El Coeficiente Intelectual a lo largo del tiempo
Índice de Gasto militar en el tiempo (1950 = 100)
"Aquí podemos observar que el ciudadano medio del mundo es cada vez más tonto, mientras nuestros medios de hacer la guerra están aumentando. Esta tendencia es claramente nuestra enemiga.
Considere lo siguiente.
Los países de todo el mundo gastan hoy en día más de 1,3 billones de euros en armamento - más que la inversión total mundial en el suministro de energía. Si quitamos a los fabricantes y proveedores del sector de defensa, produce cero beneficios económicos (las armas se vuelven obsoletas muy rápidamente y no generan ninguna rentabilidad) y los costos asociados se suman a los niveles de deuda pública ya elevados. Y eso son 1,3 billones de euros menos cada año que están disponibles para mejorar la educación mundial, la alimentación, el medio ambiente y los cambios demográficos globales, todos temas críticos del siglo XXI.
También es preocupante que el control sobre este tipo de armas se pueda perder rápidamente, creando la posibilidad de un efecto no deseado, conflictos que nunca terminan y grandes tragedias.
Antes de 1991, la Unión Soviética tenía más de 27.000 ojivas nucleares y mucho arsenal uranio y plutonio para triplicar esa cifra. Aunque no hay informes confirmados de armas nucleares de la ex-soviética que falten o hayan sido robados (sorprendente dada toda la agitación política y económica desde entonces), existe una amplia evidencia de un importante mercado negro de materiales nucleares. ¿Cuánto tiempo antes de que alguien se apodere de algún artefacto nuclear? Nadie lo sabe.
Y ahora, una vez más, la agitación se está extendiendo por todo Oriente Medio. Con todos los conflictos actuales, cualquiera que muestre una fuerte voluntad por la luchar recibirá de sus aliados regionales e internacionales comida y armas gratis. ¿Se quedarán esas armas allí o serán utilizadas en otros lugares, incluso si el conflicto se contiene o se resuelve? Como todos sabemos, los fundamentalistas - probablemente el grupo de mayor riesgo - están dispuestos a hacer cualquier cosa.
La humanidad no puede arriesgar que su futuro caiga en manos de bufones cada vez más letales. Los riesgos son demasiado altos ahora. Esperemos que nuestros líderes estén prestando atención, pero esto debe preocuparnos a todos."
Fuentes: Erico Matias, Sinclar & Co