Resulta sorprendente lo mucho que pueden transformarse los funcionarios gubernamentales y banqueros centrales una vez que dejan sus puestos. El más emblemático es el caso de Alan Greenspan, ex presidente de la Fed, quien da la impresión ahora de querer presentarse más como un economista de la Escuela Austríaca, que como lo que en realidad fue y es: el principal manipulador del sistema monetario mundial y corresponsable de la crisis global que nos aqueja.

Greenspan en su más reciente artículo “Golden Rule: Why Beijing is Buying” –publicado la semana pasada en Foreign Affairs, dice que si China convirtiera en oro tan solo una pequeña parte de sus 4 billones de dólares en reservas de divisas, el yuan adquiriría “una inesperada fortaleza en el sistema financiero internacional de hoy”. Asegura además que aunque fuera una apuesta arriesgada que tendría sus costos, estos serían modestos en comparación con lo que significaría rebasar a Estados Unidos como el (supuesto) máximo tenedor de reservas de oro del mundo con 8,133.5 toneladas.

Del oro, Greenspan resalta el hecho de que por más de dos mil años “ha tenido una aceptación virtualmente incuestionable como pago”. En este sentido, manda un mensaje claro a los chinos: ni el dólar ni ningún dinero fíat es su sustituto y, llegado el momento, no tendrán la “aceptabilidad universal del oro”. Su conclusión es que Keynes estaba equivocado, el rey de los metales no es una “reliquia barbárica”.

Sin embargo, la recomendación de Greenspan llega tarde. China emprendió una política encubierta de acaparamiento masivo de oro a partir de 2008. Su objetivo de superar las reservas americanas, se hizo oficial con el artículo titulado “La misión estratégica del oro para apoyar al yuan en el mundo”. El texto publicado en Sina.com.cn el 30 de julio pasado por Song Xi, gerente general de la China National Gold Group Corporation y presidente de la Asociación del Oro, asegura que la tarea central del metal precioso es apoyar la internacionalización del yuan (RMB), y permitir que China “se convierta en una potencia económica mundial y asegure que se logre el ´sueño chino´.” El plan para convertir al yuan en moneda de reserva está en marcha.

Pero la recomendación de Greenspan sí sirve para que en este hemisferio los escépticos abran los ojos, y busquen amparo fuera del sistema bancario y financiero. El mundo no será el mismo después del colapso del dólar.