El yen japonés está en caída libre. La frágil economía china está en el filo de la navaja. Una ola de deflación en los beneficios inunda a Europa y Estados Unidos. Los inversores entran en pánico. Esta es la opinión del perenne pesimista Albert Edwards. El analista y su equipo del banco de inversión Societe Generale se han situado cada año en el primer puesto en los rankings de Estrategia Global en las encuestas realizadas por Reuters desde 2007, incluso diciendo cosas que pocos quieren escuchar.
"Mi papel es frenar el excesivo entusiasmo que se acumula en el mercado, y simplemente decir, 'esto es un error. Esto va a ir muy mal', ha dicho el gurú de los mercados en una entrevista telefónica para Bloomberg.
El cliché es que cuando EE.UU. estornuda, Japón se resfría. Edwards dice que Japón tiene el potencial para dar la vuelta a este lema. Cuando la burbuja de Internet estalló en 2000, el índice tecnológico de Japón (Jasdaq) comenzó a caer semanas antes de que el Nasdaq lo hiciera. Japón también fue pionera en la deflación que ahora amenaza a Occidente. En 1997, fue el hundimiento del yen el que ayudó a desencadenar la crisis monetaria de Asia.
Con la caída del yen esta semana a un mínimo de seis años de 110 frente al dólar, la moneda de Japón podría volver a ser la primera ficha de dominó que cae en una cadena de eventos que podría ser muy negativa para todo el mundo, según Edwards.
Desconectar
El mercado de valores de EE.UU. está gozando de una recuperación que ya dura 66 meses desde que la crisis financiera tocó fondo en marzo de 2009, una racha que supera en un año la media de recuperaciones. Una desconexión entre los precios de las acciones y el crecimiento de las ganancias corporativas hace que la situación sea especialmente precaria.
"Casi el 100 por ciento de los inversores piensan que estamos en el comienzo de una larga recuperación", dijo Edwards. "Ya estamos en una larga recuperación. Olvídate que empiece desde aquí".
En una entrevista de una hora en Bloomberg, Edwards explicó por qué los inversores deberían estar vigilando Japón en busca de las pistas sobre lo que puede suceder en el próximo gran riesgo para los mercados: China, cuya economía va a mostrar el menor crecimiento anual desde 1990.
El argumento era el siguiente: si el yen cae, arrastrará a otras monedas asiáticas. Después, China se verá obligada a debilitar el yuan, ajustando su rango de cotización y ampliando su oferta de dinero, para mantener sus exportaciones competitivas. Eso exprimir las economías desarrolladas que aún tienen que recuperarse plenamente de la crisis financiera.
El síndrome de China
"Lo que he estado diciendo desde hace un par de años - y he sido una voz en el desierto - es que China, en última instancia, tiene que devaluar su moneda", dijo Edwards la semana pasada. "El yen acelerará eso".
"Teniendo en cuenta que China tiene tanta capacidad excedente y dado, también, lo cerca que están los EE.UU. y Europa de la deflación, esto podría llevar a Occidente al filo de la navaja y causar un pánico en el mercado".
La moneda de Japón cayó un 5,1 por ciento frente al dólar en septiembre, su peor mes desde enero de 2013, llevando al yen a un nivel de soporte, formado por la línea de tendencia iniciada en 1998, muy seguido por los traders.
La depreciación del yen se está convirtiendo en un tema político en Japón. El Gobierno del primer Ministro Shinzo Abe se comprometió hoy a ayudar a las pequeñas empresas que se estaban viendo perjudicadas. El gobernador del banco central, Haruhiko Kuroda, dijo al Parlamento que un yen más débil no causará problemas, siempre que refleje los fundamentales.
La divergencia entre la política monetaria de los Estados Unidos y de Japón puede haber iniciado este movimiento del cambio. Ahora que el yen está más allá de un punto de inflexión, Edwards dice que la psicología de los traders puede que convierta a la moneda en un tren fuera de control.
"Ahora nos estamos dirigiendo a 120, que es el soporte de 30 años", dijo. "Si se rompe ese nivel podríamos ver un movimiento hacia 140, 150 muy, muy rápido".
Edwards encontró que la gráfica del precio del yen era tan convincente, que dedicó toda una nota a sus clientes la semana pasada. La tituló: "La presentación del gráfico más importante para los inversores".
A este informe le siguió otro titulado "el segundo gráfico más importante", donde mostraba una caída en las expectativas de inflación, medida por los rendimientos del Tesoro. El gráfico, dijo, sugiere que los inversores están perdiendo la fe en la capacidad de los responsables políticos para mantener a la economía de Estados Unidos fuera de la deflación.
Edwards es un reconocido analista en el mundo financiero, pero también ha tenido grandes "meteduras de pata"
Al igual que la mayoría de los profesionales de las finanzas, las predicciones de Edwards no siempre han tenido una sincronización impecable con el mercado. Edwards ha estado recomendando a los inversores que reduzcan sus posiciones en renta variable durante casi 20 años.
En su pronóstico "Ice Age" desde finales de 1990, predijo que la deflación podría eventualmente cubrir la tierra, y el mercado bajista resultante no terminaría hasta que el Standard & Poor's 500 (SPX) descendiera a 400. El índice se encuentra ahora aproximadamente en los 1.950.
A finales de 2012, Edwards recibió a los clientes con una misiva de fiesta que decía: "Esperamos que el año nuevo no aporte nada más que decepción" El índice de referencia de Estados Unidos subió un 30 por ciento.
Pero cuando Edwards ha acertado, ha acertado rotundamente. Su primer gran acierto fue en 1996, cuando era un estratega de 35 años de edad que trabaja para el banco de inversión Inglés Kleinwort Benson.
Aunque la mayoría de los inversores estaban acumulando acciones en lo que pensaban era el milagro económico de Asia oriental, Edwards estaba advirtiendo de una explosión regional. De forma burlona, calificó a las políticas de Malasia "Noddynomics". Edwards dice que el chiste le costó a Kleinwort su licencia comercial en Malasia.
En 2006, cuando el S&P 500 mostraba una tendencia alcista que parecía imparable, y el entonces presidente de la Fed Alan Greenspan estaba siendo agasajado como "el Maestro", Edwards lo llamó "un criminal de guerra económica." Dos años después, los mercados financieros estaban en crisis.
La aversión de Edwards a la renta variable se deriva de ver la experiencia de Japón, donde el mercado tardó más de dos décadas en encontrar su suelo después de que la crisis estallara en 1989. Según la opinión de Edwards, es un modelo para el mercado bajista prolongado que se desarrollará en EE.UU. y Europa.
"Lo que ocurrió en marzo de 2009, cuando el S&P 500 tocó los 666, sólo fue una breve parada", dijo. "Vamos caer por debajo de esa marca. El mercado bajista estructural termina cuando las acciones están muy baratas".
¿Dónde se deberían refugiar los inversores mientras la expansión monetaria de Japón amenaza con llevar al mundo a una nueva crisis? Irónicamente, la respuesta que Edwards está dando a sus clientes es en el propio Japón.
"Japón es un lugar donde podemos encontrar muchas acciones baratas y con un gran valor en este momento", dijo. "Sólo hay que protegerse de la moneda".
Fuentes: Bloomberg