Se ha hablado mucho sobre las consecuencias del fin de las compras de bonos de la Reserva Federal para los mercados de acciones y la economía. Pero los riesgos más importantes vienen de otra parte: una desaceleración de Europa y la amenaza del terrorismo de ISIS en el Oriente Medio. Y sobre todo, el mayor riesgo para el próximo año es China. ¿Por qué? Estos son los 5 principales motivos (vía Jeff Reeves, Marketwatch).
El crecimiento de China está cayendo abruptamente: La semana pasada, nos enteramos de que la tasa de crecimiento de PIB de China para el tercer trimestre fue del 7.3%, la lectura más baja en cinco años y un fuerte descenso desde un máximo del 11,9% en 2010 y por debajo del ritmo del 7,5% que Pekín había estado apuntando.
La demanda interna está bajo presión: Recuerde que los propios responsables de las políticas monetarias de China estiman que el crecimiento del 7,2% se encuentra alrededor del equilibrio. Y es que se necesita una tasa de crecimiento tan grande para crear suficientes puestos de trabajo - cerca de 10 millones al año - para apoyar la enorme, y en continuo crecimiento, población china.
Piénselo de esta manera: Después de la Gran Recesión, EE.UU. volvió a crecer e incluso registró una tasa de crecimiento respetable del 2,5% en 2010 pero, por desgracia, eso no significa mucho necesariamente para los consumidores estadounidenses o para las personas que buscaron empleo ese año.
O dicho de otro modo, los economistas estiman que se deben crear unos 2,2 millones de puestos de trabajo cada año en EE.UU. solo para asegurarse de que hay trabajo para una población activa cada vez mayor. Y China necesita más de cuatro veces ese tipo de crecimiento.
Así que si la economía de China se desacelera, el consumo interno comenzará a sufrir, lo que provocará menos empleo y un crecimiento más lento. Ese sería un ciclo perverso que no terminará bien para China, o para los inversores en acciones chinas.
Teniendo en cuenta que los precios al consumidor en China subieron al ritmo más lento en más de cuatro años este mes de septiembre, ya hay indicadores de que la demanda interna es un problema.
Las tendencias mundiales de demanda son clave: A pesar del cambio hacia el consumo interno, China sigue siendo el primer país exportador del mundo. Y vale la pena señalar que, últimamente, los datos de las exportaciones ha sido uno de los pocos puntos brillantes para los inversores chinos.
2013 vio una enérgica expansión del 7,9% en las exportaciones. Las exportaciones de septiembre se dispararon un 15,3%.
Pero esas ganancias dependen de que mejoren las tendencias de gasto en Europa y en EE.UU., los grandes compradores de todas esas exportaciones chinas. ¿Qué sucedería si Europa entra en una temida recesión de "triple caída", como algunos economistas han especulado? ¿Qué sucedería si la recuperación de Estados Unidos se queda sin gasolina a medida que la Fed retira sus estímulos?
¿Qué sucedería si el crecimiento en el resto del mundo se mantiene débil? Después de todo, el Fondo Monetario Internacional revisó a la baja su pronóstico de crecimiento mundial para el 2015, pronosticando debilidad en los mercados desde Japón a Brasil pasando por Rusia.
El riesgo de una crisis inmobiliaria en China: Hay riesgo de un problema sistémico de una crisis de la vivienda en China que podrían alterar su economía.
En este momento, se calcula que el mercado inmobiliario de China representa un 15% del PIB total. Pero este mercado, que aparentemente está a prueba de balas, ha tenido problemas últimamente, con el precio medio de la vivienda en las 70 principales ciudades chinas bajando por primera vez en casi dos años.
Si los precios inmobiliarios siguen cayendo, no sólo pesará en la riqueza personal de los chinos, sino que también tendrá un enorme impacto en industrias como la construcción y los préstamos bancarios.
Problemas de deuda corporativa: La idea de personas pidiendo créditos usando como garantía sus viviendas suena desagradablemente familiar tras la crisis inmobiliaria en Estados Unidos. Pero si eso no fuera suficiente malo, considere una ola de defaults de bonos corporativos al mismo tiempo que dejan de pagarse las hipotecas.
Standard & Poor's estima que la deuda corporativa de China totaliza unos asombrosos 14,2 billones de dólares - la más grande en el mundo - y muchos economistas están preocupados de que una gran cantidad de esta deuda esté en los libros de contabilidad de las empresas más débiles.
En conclusión: Este escenario es en gran parte especulación. Bien podríamos ver un repunte de la demanda interna en China el próximo año, o una recuperación global que impulse las exportaciones.
Pero las señales de peligro en China son demasiado grandes como para inspirar confianza. Los inversores "caza gangas" deben tener cuidado y no descontar que todo lo peor ha pasado.
Si usted es un inversor que compra y mantiene sus acciones mantenga una posición diversificada en los mercados desarrollados en lugar de hacer una apuesta arriesgada a que China ha tocado fondo.