Este lunes el diario británico Daily Mail en su versión en línea, publicó una nota respecto a las intenciones del denominado Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) de introducir su propia divisa en la forma de monedas de oro y plata, en las zonas que controla de Irak y Siria. Así lo han dado a conocer algunos líderes religiosos en mezquitas iraquíes del Norte del país.
Las monedas serían los muy antiguos dinares de oro y los dírhams de plata que prescribe el Islam. El dinar original consistía en 4.4 gramos de oro puro, y el dírham, aproximadamente 1/10 de onza troy. Esta decisión sin duda –que va en línea con la estrategia de este violento y terrorífico grupo por consolidar su califato, evidencia que en el plano monetario los líderes de ISIS no son nada tontos, pero también, que están conscientes de que tener una divisa de este tipo es lo único que los puede sustraer del sistema monetario basado en el dólar.
Si en cambio optaran por una divisa fíat, de papel como todas las demás, esta tendría por fuerza que tener un tipo de cambio frente al billete verde de sus detestados enemigos americanos. Estarían entrando a su juego. Y es que sin ese ratio de convertibilidad ninguna divisa vale nada. Si por ejemplo nuestros pesos mexicanos tienen un valor, es porque pueden ser intercambiados por la moneda de reserva aceptada por todos: el dólar. Por eso necesitamos reservas. Lo mismo ocurre con todas las demás. En última instancia, a su vez, el dólar tiene algo de valor porque todavía puede ser intercambiado por oro –el dinero real, a una tasa que es el precio del metal. Sin embargo, tarde o temprano ese precio del oro se “extinguirá”, como hemos expuesto aquí en los artículos relacionados a su condición de backwardation en el mercado, que tarde o temprano se volverá permanente. En ese punto no será posible comprar oro a ningún precio, porque sus tenedores se aferrarán a él.
Ahora bien, gracias a que el dólar vale por su posibilidad de adquirir oro, es que está en el supremo interés del gobierno y banco central estadounidenses (Fed) el que su precio sea lo más bajo posible, pues eso significa que el valor de sus billetes es más alto, aunque sea de forma temporal y en apariencia. En un mercado no manipulado por el mercado de papel (forwards y futuros), el precio del oro seguiría en ascenso, pues el rey de los metales siempre dice la verdad acerca de una moneda que está siendo corrompida por impresión masiva de billetes.
Ahora bien, los radicales del Estado Islámico se enfrentarán a un gran reto: la Ley de Gresham. En términos simples podemos decir que consiste en que, cuando dos monedas están en circulación entre el público, éste optará por gastar la de menor calidad, y guardar la que estima superior. Es un hecho que mientras haya en circulación dinares de papel del Banco Central de Irak, liras o cualquier otro billete, será éste el que se use, mientras que las monedas de oro y plata se esconderán de la circulación.
Ni siquiera el uso de la fuerza las podría poner a circular. Antes sus tenedores preferirán esconderlas bajo la tierra y arriesgarse a ser castigados que enajenarlas, a menos de que se trate de un caso de extrema necesidad. Ejemplos como este sobran en la historia. En otras palabras, los habitantes de las zonas controladas por ISIS ahorrarán todo lo que puedan, y más, por los difíciles tiempos de guerra que se viven allí.
Quizás por eso los yihadistas no hayan confirmado aún la introducción de estas monedas de manera oficial. La intención parece ser la de desplazar por completo el uso de papel moneda. Tal vez se estén preparando para ponerlo en práctica. Si y sólo si lo logran podrá funcionar su sistema de monedas de oro y plata, que se usarán solo cuando no haya otra forma de hacer los pagos.
Por otra parte, ya que se estima que el financiamiento de ISIS alcanza cuando menos el millón de dólares diarios por venta de petróleo en el mercado negro, sin contar lo que perciben desde Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Catar, etc., es un hecho que además de armamento habrán de demandar una buena cantidad de oro y plata físicos. Esta demanda adicional llega en el momento en que hay “escasez” de oferta por el desplome de precios.
Así que ISIS, si bien es condenable su barbarie, está haciendo lo correcto en el aspecto monetario. Malas noticias para Estados Unidos y las potencias occidentales, que cada día ven más lejana la posibilidad de una victoria militar.
Ojalá los oídos de no fundamentalistas también escucharan y entendieran el mensaje del oro, que tiene por cierto otro vocero inesperado. Alan “El Arrepentido” Greenspan, ex presidente de la Fed, quien ha vuelto a insistir que “El oro es una divisa. Sigue siendo, bajo todas las pruebas, una divisa de primer nivel. Ninguna moneda fiduciaria, incluyendo al dólar, lo puede igualar”. Más vale admitir la verdad tarde, que nunca.