La semana pasada apostábamos por la Bolsa rusa, vía CFDs o vía ETFs y de momento la apuesta no ha funcionado, ya que el índice RTS de Moscú acabó el viernes con una caída semanal del 0,8%, a pesar de que tuvo un intento de repunte en algún momento de la semana. Pese a ese ligero recorte semanal, en nuestra opinión tiene sentido mantener la apuesta "contraria" sobre el tan castigado mercado bursátil ruso, más aún tras los últimos acontecimientos en el G20 celebrado este fin de semana en Australia.
Precisamente uno de los factores que han pesado en el mal comportamiento del mercado ruso ha sido la nueva caída del precio del crudo, que la pasada semana rebasó a la baja los 80 dólares y cuyos futuros del WTI cerraron el pasado viernes en Chicago en 75,9 dólares tras un repunte del 2% en la sesión.
Puede haber varias lecturas de la espectacular caída del precio del petróleo, que acumula ya un descenso del 30% desde sus máximos anuales del pasado verano. Algunas de esas lecturas insinúan que podría haber un intento de algunos países de desestabilizar las economías de otros, por la vía de bajar los precios de una materia prima que es vital para algunos países y sus Gobiernos. Según las diferentes versiones, el intento desestabilizador tendría culpables distintos y, por tanto, también victimas distintas.
Dejando estas teorías conspiratorias a un lado, desde un punto de vista económico la bajada del crudo podemos asociarla a una expectativa de menor crecimiento económico global y también a una fortaleza del dólar en los últimos meses. Incluso podemos pensar que el retraso en la llegada de las bajas temperaturas ha pasado peaje al precio del petróleo.
Todas estas explicaciones son posibles y, además, no son excluyentes entre si. Pero lo que llama la atención es que, desde mediados de octubre vemos una fuerte disociación entre los futuros del S&P, que no paran de marcar máximos históricos, y los del petróleo, que se hunden día tras día.
El Gráfico que adjuntamos muestra muy bien como hasta fin de junio (con un pequeño paréntesis en enero) el S&P y el crudo van de la mano. En julio y agosto se disocian pero luego, en la primera quincena de octubre, en el momento en el que el FMI rebaja sus estimaciones de crecimiento para la economía mundial, volvemos a ver una bajada simultánea del crudo y el S&P.
En la recta final de octubre y en lo que va de noviembre es cuando ambos futuros, el del S&P y el del crudo, toman direcciones totalmente contrarias, como muestra el Gráfico. Una interpretación posible es que el S&P no se mueve por expectativas de mejor crecimiento, sino que los factores detrás de la subida del S&P en el último mes han sido básicamente la decisión del Banco de Japón de inyectar más dinero a los mercados y la aparente tranquilidad de la Fed en su calendario de subida de tipos. Otra interpretación es que el crudo no baja por expectativas de menor crecimiento sino por una mayor oferta derivada de decisiones geopolíticas, en línea con lo ya comentado.
En esta sección habíamos venido apostando (ver entre otros Gráfico semanal de 15 de septiembre de 2014) por una banda de los futuros del WTI entre 85 y 115 dólares, banda que se ha roto a la baja en noviembre y que nos obliga a hacer una revisión en función de lo que pase en los próximos meses.
Sin embargo, y aún pendientes de hacer esa revisión, nos atreveríamos a tomar una posición compradora sobre futuros del WTI en estos niveles y simultáneamente vendedora sobre futuros del S&P bajo la premisa de que si realmente el crudo está descontando un escenario de menor crecimiento global, el S&P no podrá seguir marcando nuevos máximos diarios por mucho tiempo. Es una posición de riesgo, y por tanto no apta para inversores conservadores, pero el Gráfico invita a pensar que el "gap" abierto entre ambos futuros tenderá a cerrarse.
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GRÁFICO COMPARATIVO DE LOS FUTUROS DEL PETRÓLEO (WTI) Y DEL S&P EL ÚLTIMO AÑO