Arabia Saudita podría no estar apuntando a dejar fuera del mercado a EE.UU. en su política de no intervención para frenar la caída de los precios del petróleo. Puede haber mejores razones políticas que justifican este movimiento, siendo la reducción de la oferta de esquisto estadounidense sólo la guinda del pastel, señala Shane Ferro en Business Insider.
Los perdedores más evidentes en el marco actual del petróleo son Irán y Rusia - el primero, por supuesto, es el archirrival de Arabia Saudita en la región, y el último tampoco es un gran amigo de los saudíes.
Perjudicar el esquisto podría ser simplemente "un subproducto maravilloso para forzar al máximo a los iraníes y los rusos", señala Michael Moran. Además, no hacer nada ha sido un movimiento muy inteligente por parte de los saudíes. Con cada caída del precio del petróleo, los movimientos de los saudíes se vigilan más de cerca, lo que refuerza la posición del país como superpotencia mundial de petróleo.
Mientras que esto perjudica a los iraníes y a los rusos, no es probable que dañe a los países que tienen un presupuesto equilibrado (Venezuela es otra historia). Muchos de los países que dependen de los precios del petróleo para equilibrar sus presupuestos, sin embargo, tienen enormes reservas que les ayudarán a capear los bajos precios durante bastante tiempo (Irán). Los países que no cuentan con grandes reservas, dice, en general, tienen monedas flotantes. Como hemos visto en los últimos días, Rusia tiene ahora una crisis monetaria, no una crisis presupuestaria.
Los países de la OPEP necesitan que los precios estén altos para cubrir los costes. Pero también tienen grandes reservas financieras.
En cuanto al impacto de los bajos precios en el esquisto de Estados Unidos, Levi dice que incluso si el mercado se da cuenta de que se ha traspasado el precio de equilibrio para los productores estadounidenses (algo que es difícil de cuantificar ya que varía de pozo a pozo), eso va a cambiar en dos años y mucho más en cinco años, ya que la tecnología sigue evolucionando.
Dicho todo lo anterior, Levi sugiere que Arabia Saudita no es una especie de genio de la energía mundial.