La serie de entregas sobre el importante libro “Teoría e Historia” de Ludwig von Mises, concluye con este artículo. Si bien la obra está dedicada en gran parte al pasado, también nos deja en claro que la acción humana es capaz en todo momento de cambiar su futuro, y por tanto, aunque es posible hacer ciertas predicciones con base en la teoría que determina su actuar, la realidad es que aquél siempre es incierto.
No podría ser de otra manera, a pesar de los esfuerzos positivistas por forzar en economía un método inadecuado para estudiarla y analizarla, como si de una máquina se tratara en la que ajustar tornillos fuera suficiente para su “correcto” funcionamiento, y conocer de antemano cuál será el resultado. Mises es categórico en su afirmación de que no es posible encontrar lo que no existe, refiriéndose por supuesto, a las constantes en la acción humana. Lo único invariable en ella es su variabilidad. Es por eso que emplear el mismo método de las ciencias naturales en la economía, es no solo incorrecto sino perjudicial.
En los turbulentos tiempos económicos actuales, las enseñanzas de Teoría e Historia son fundamentales, pues por desgracia, el intervencionismo, el Estado benefactor y las políticas de los bancos centrales actuales, no abonan a la acumulación de capital, a la libertad de acción de las personas y por tanto, al continuo progreso y crecimiento de la población. Se está matando al capitalismo desde adentro, y se comete el error de pensar que los avances que ha traído son automáticos y permanentes. Nada más alejado de la realidad. Justo por ello, nuestra civilización está en riesgo. El progreso tiene que estarse alimentando permanentemente con más acumulación de capital, y el intervencionismo presente lo está destruyendo. De ese tamaño es la gravedad del asunto.
Mientras tanto, intervencionistas y socialistas con su demagogia, siguen engatusando a millones de personas con falsas promesas de “igualdad” no solo ante la ley, sino absoluta y en especial, económica. Lo malo es que lo que no dicen, es que sus políticas solo pueden alcanzar su idea igualitaria en la miseria de todos, no en la abundancia.
Así que de la revisión de esta obra de Mises debería quedarnos claro que ese sueño socialista es falaz –aunque hoy por hoy se le disfrace con otro nombres y eufemismos, y que en el fondo lo que esconde es un ánimo político totalitario, beligerante, discriminador y peligroso, opuesto a lo que ha permitido a la humanidad alcanzar su actual nivel de desarrollo: la cooperación, coordinación, la propiedad privada, la función empresarial y la acumulación de capital.
Por lo tanto, se debe combatir el error por medio de la razón. La confusión entre medios y fines, entre medios adecuados y no adecuados para el continuo progreso así como entre causas con efectos, son algunos de los problemas de nuestro tiempo que le revisión de la obra completa de Mises, nos ayuda a clarificar. Es una luz al final del túnel. Si lo que queremos como humanidad es avanzar en el aspecto económico, político y social para salir de la depresión económica que nos tocó vivir, no hay otro camino que el de la libertad de las personas. Imprimir billetes sin límites para “estimular” la economía, expandir el endeudamiento y derrochar dinero público –las viejas recetas de las corrientes económicas predominantes, nos mantienen con rumbo al precipicio. Es hora de corregirlo antes de que sea demasiado tarde.