Desde la pasada semana hemos entrado en un periodo proclive a la rumorología y posibles filtraciones acerca del manido tema del QE, por lo que a medida que nos acerquemos al 22 de enero la volatilidad puede seguir haciendo acto de presencia, bailando los mercados al son de la música que toque en cada momento.
La tasa de desempleo en Alemania bajó del 6,6% al 6,5%, única referencia macro positiva, ya que el resto han salido peor de lo esperado: el IPC, las ventas minoristas, el PMI construcción, los pedidos de fábrica, la balanza comercial y la producción industrial.
Pero aún así, el futuro Dax, al igual que los mercados del Viejo Continente siguen manteniendo vigente la estructura técnica principal, y el motivo es el que ya conocen ustedes de sobra, el descuento de un QE.
Fíjense que la inflación de Alemania sigue sin crecer debido al descenso de la energía, un hecho que provocará que siga cayendo durante los próximos meses. Si a ello le unimos el temor a una deflación (desincentiva el consumo y la inversión) y que en Europa hemos pasamos a una inflación negativa (no se veía desde el 2009), pues tenemos todos los ingredientes para un QE inminente por parte del Banco Central Europeo.
Durante la pasada semana, hemos asistido a picos de elevada volatilidad en los mercados. El motivo se debió a que comenzaron a circular rumores y filtraciones acerca de lo que hará el BCE y más concretamente sobre la cantidad destinada al QE. En un primer momento apareció el rumor de que el BCE no había tomado ninguna decisión al respecto todavía. Este hecho hizo caer a las Bolsas y subir al euro. Posteriormente otro rumor hablaba del tamaño del QE, que se destinarían 500.000 millones de euros para la compra de deuda pública. Esto también decepcionó a los inversores, puesto que a priori parece una cantidad insuficiente (se esperaba en torno a los 3 billones de euros).
Ojo porque de las dos probables fechas para el anuncio, el 22 de enero y el 5 de marzo, la mayoría de los participantes del mercado están convencidos de que será la primera de ellas, pese a que Mario Draghi tal vez prefiera esperar al resultado de las elecciones griegas que son tres días después. Les digo ésto porque si el 5 de enero no se anuncia un QE (o bien se anuncia pero la cantidad no es considerable), la decepción será oficial y veríamos caídas en las Bolsas europeas y subidas en el euro. En caso contrario, ya saben.
Bien, centrémonos en el futuro Dax. Tanto en Expansión como en mi blog, les comenté durante el verano que aunque asistiésemos a caídas no habría ningún síntoma de debilidad mientras el precio se mantuviese por encima de los 8940 puntos. Pues bien, al perderse dicha zona a primeros del mes de octubre (además con confirmación con pullback), se activó la debilidad, hecho que llevó a ver caídas de 600 pipos en solo 5 sesiones.
Si observan el gráfico, trazando niveles o retrocesos Fibonacci desde el último mínimo relevante (16 de octubre) al último máximo relevante (4 de diciembre), pueden ver cómo el último impulso bajista se ha frenado en el segundo Fibonacci (en los 9240 puntos), desde donde está rebotando al alza, por el momento rebote de 708 pipos en 7 sesiones.
La cuestión a tener en cuenta es que la tendencia principal se mantiene y que las bajadas fueron meros recortes que en modo alguno han variado el escenario base de las Bolsas europeas, entre otras razones porque no se ha perdido ninguna zona de interés.
Para el corto plazo sin debilidad mientras siga por encima de los 9.340 puntos. Rompiendo por arriba los 10.090 puntos aumentaría la fuerza, ya que esta referencia es la primera resistencia de interés que se encontraría en el camino (puesto que los 9950 puntos es más pequeña).
Por tanto, y resumiendo, técnicamente sigue alcista al no haber perdido ninguna zona importante. Desde el punto de vista macro, también alcista al descontarse un anuncio inminente de QE por parte del BCE, pero si el 22 de enero no hay QE o la cantidad destinada es pequeña, habrá caídas, en caso contrario, tendremos continuidad.