Las autoridades de la zona euro se han pasado los últimos cuatro años desarrollando un colchón financiero suficientemente grande como para hacer frente a una salida de Grecia ("Grexit"). Desde 2010, cuando Atenas fue incapaz de refinanciar sus préstamos extranjeros y pidió un rescate de 120 mil millones de euros, Bruselas ha tratado de evitar otro colapso y la repetición de la crisis que descarriló cualquier esperanza de recuperación.
Hoy en día un Grexit debilitaría a los bancos alemanes y franceses, y le costaría al gobierno alemán unos 77 mil millones de euros y al Fondo Monetario Internacional una pequeña parte de sus préstamos, pero es poco probable que asuste a los mercados globales o socave al bloque de la moneda única, comenta Phillip Inman en The Guardian.
"En las últimas semanas los bonos gubernamentales de la zona euro, que reflejan la estabilidad de las finanzas de un país, se han mantenido estables, mientras que las encuestas a las elecciones griegas dan ganador al partido de izquierdas Syriza.
Los analistas creen que los 440 millones de euros del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) acumulado por Bruselas, es un colchón lo suficientemente grande. También han analizado la postura de Syriza y razonado que el líder, Alex Tsipras, se ha dado suficiente espacio para suavizar su postura previa de línea dura.
Sin embargo, existe el temor de que la unión salga debilitada en su conjunto, especialmente si se permite que Grecia entre en default mientras se que queda dentro de la eurozona.
El Instituto Bruegel de Bruselas no es el único centro de estudios que cree que los 250 mil millones de euros que podría cosa la salida de Grecia, paralizaría la recuperación de la eurozona y la retrasaría una década.
Zsolt Darvas, uno de los economistas del instituto, dijo: "Estoy convencido de que Grecia necesitará nuevos fondos de los socios europeos, pero su volumen debe ser una pocas docenas de millones de euros, entre 20-30 mil millones."
Darvas dijo que se pueden ampliar los préstamos griegos para ayudar a Atenas a retrasar los pagos y utilizar el dinero para la reconstrucción.
Joachim Pos, portavoz adjunto de finanzas del partido alemán socialdemócrata en el parlamento alemán, dijo a principios de este mes que la cantidad total era inasequible. "Europa en su conjunto debería pagar una factura muy, muy grande y Alemania la parte más grande - que no haya error", dijo, concluyendo: "Europa no puede permitirse la salida de Grecia."
El centro de estudios Ifo con sede en Munich ha apuntado pérdidas a Alemania de al menos 77 mil millones de euros. El presidente Hans-Werner Sinn, conocido por respaldar los intereses comerciales alemanes, dijo que era una locura ser chantajeado por Tsipras y que sería mejor dejar que Grecia saliera del euro. Dijo que las pérdidas de una salida de Grecia serían menores que proporcionar préstamos continuos sin fin y condonar la deuda, aunque su preferencia era reunir a los acreedores y encontrar una manera de retrasar los pagos.
Tsipras quiere que Atenas no pague algunas de sus deudas para reducir el costo de los reembolsos. Esto permitiría a Grecia un incumplimiento parcial durante su estancia dentro del euro. Bruselas ha dicho esto es política ingenua, aunque sólo sea porque Irlanda y Portugal, que también tienen deudas enormes con la UE, pedirían lo mismo. Un impago que implique salir de la zona euro podría acabar eliminar el 100% de la deuda de Atenas con los gobiernos de la UE, pero aún así dejaría deudas considerables con el sector privado sin ningún acceso a la financiación distinta a los impuestos pagados al erario griego.
El fin de la austeridad es la promesa que Syriza ofrece a los votantes, ya sea a través del perdón de la deuda dentro del euro o de una vida sin deuda fuera del euro. Sin embargo, la maltrecha economía, que sufre dos veces más desempleo que en mayo de 2010 y una producción industrial un 30% por debajo de su nivel anterior a la crisis, tiene pocas maneras de generar ingresos sin el apoyo de la UE.
Un dracma de nuevo cuño sería suficiente para volver a atraer a los turistas, pero sin la inversión en nuevos hoteles, la industria apenas podía hacer frente a las nuevas necesidades. Asimismo, sería poco probable que hubiera inversión en nuevas industrias a menos que Tsipras pudiera honrar su promesa de acabar con la corrupción, algo que ha eludido el partido de derechas Nueva Democracia. Tal vez el FMI ofrecería su apoyo, pero al igual que los fondos de la UE, llegarían con más austeridad."
Fuentes: Phillip Inman, economista de The Guardian