A primeros de mes ya mencionábamos que, para 2015, esperábamos un año de mucha volatilidad pero que la tendencia de fondo era alcista.
Así, enero comenzó con caídas significativas, motivadas por el desplome de las materias primas y el incremento del riesgo deflacionista en Europa. A mediados de mes, con el QE del BCE, el mercado vuelve a confiar en la recuperación. Y no le faltan motivos.
La caída de las materias primas y en especial del precio del petróleo (v. gráfico inferior) funciona en el bolsillo de los consumidores como una bajada de impuestos. La gasolina cuesta un 30% menos que hace apenas un mes y lo notamos todos, cuando echamos gasolina al coche, y lo notan las compañías en su factura energética.
Dicho aumento del poder adquisitivo del consumidor tendrá importantes repercusiones positivas no sólo para el PIB europeo, ya que el consumo privado supone el 50% del mismo, sino también para los beneficios de las compañías europeas ,que verán reducida una parte de sus gastos.
La depreciación del euro (v. gráfico inferior) es un catalizador muy potente por dos motivos. En primer lugar, por la traslación a nuestra moneda de las ventas de las compañías que tengan negocios fuera del área euro, ya que van a verse incrementadas de manera natural y sin ningún esfuerzo: una depreciación superior al 15% con respecto a las divisas de mayor relevancia para el comercio europeo supone un incremento de las ventas del 6% sin que las empresas necesiten ser mejor gestionadas. Y es que alrededor del 40% de las ventas de las compañías europeas provienen de divisas no-euro.
El segundo motivo es que las compañías europeas son más competitivas, por lo que los próximos meses van a poder vender mucho mejor sus productos o servicios fuera de Europa.
Por último, los tipos de interés en el 0%(v. siguiente gráfico) y el programa de QE del Banco Central Europeo (por cierto, motivo principal para que el euro esté depreciándose) tienen un importante repercusión en el mercado de crédito, en la inversión y en el poder adquisitivo de Europa. Así, es de esperar que los bancos concedan más créditos, que las compañías inviertan más, el consumidor consuma más y la economía cree más empleo. Círculo vicioso positivo para la economía europea que, de cumplirse, puede depararnos años de bonanza económica.
Estos factores que hemos descrito (euro débil, materias primas a la baja, tipos en 0% y Quantitative Easing) nunca antes se habían producido a la vez y como hemos visto, tienen importantes mejoras económicas como efectos. Esto nos lleva a concluir que si la bolsa europea no sube este año, no subirá nunca.
Para terminar, en los siguientes dos gráficos mostramos el PIB del área euro. Llevamos dos décadas en las que el PIB de Europa no crece por encima del 1,5% anual, no habiendo llegado a los niveles que tuvo Europa en 2007 antes del estallido de la burbuja financiera (v. grafico inferior). Es hora de que Europa crezca.