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¿Destruirá la próxima recesión a Europa?

por Carlos Montero Hace 9 años
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La dura postura inicial del Gobierno griego se está moderando. Esta última crisis europea puede resolverse y, como la mayoría de analistas piensan, será lo más probable. Sin embargo, no hay que ser demasiado optimista sobre las posibilidades de supervivencia a largo plazo de la zona euro. La incompetencia que muestra la Unión Europea para solucionar la última crisis griega, un problema pequeño y relativamente manejable, señala que esas posibilidades no son muy altas.

Imagine otra recesión. La zona del euro no podría sobrevivir en su forma actual Incluso ahora, después de todo lo que ha pasado, los líderes de la UE no piensan que eso pueda suceder. Quizás estén asumiendo que no vamos a sufrir otra recesión igual de severa. Ese es el tipo de previsiones que construyeron la moneda única.

Grecia no es el problema - o no debería ser, de todos modos, señala el editor económico Clive Crook. "Puede ser gestionado porque es un país pequeño y porque ningún otro país miembro del euro tiene esa cantidad de problemas. Los recursos necesarios para restaurar sus perspectivas son relativamente pequeños; y un nuevo acuerdo sobre la deuda de Grecia no tiene por qué servir como modelo para otros países que pidan aliviar su carga. Grecia se puede presentar como un hecho aislado.

De hecho, hay una buena justificación para eso. La anterior reestructuración de deuda del país fue una chapuza. No fue lo suficientemente grande como para restablecer la solvencia - la deuda pública de Grecia se encuentra todavía en el 170 por ciento del PIB, y el alivio, tal como fue, vino con unas condiciones fiscales draconianas que aplastaron cualquier intento de recuperación económica posterior. El próximo acuerdo en Grecia debe corregir esos errores, una segunda oportunidad para hacer las cosas bien, no como una innovación que sienta un precedente.

La perspectiva a corto plazo para la zona del euro es de un crecimiento por debajo de su potencial, una inflación peligrosamente baja y alto desempleo. La adopción de la flexibilización cuantitativa del Banco Central Europeo fue un paso adelante (aunque absurdamente retrasado), pero la QE no será tan efectiva en la zona del euro como en los EE.UU. y la política fiscal sigue siendo un lastre, sobre todo en las economías más débiles de Europa, ya que los gobiernos tratan de reducir la carga de su deuda mediante excedentes fiscales. Eso es al menos parcialmente contraproducente, por supuesto, porque la austeridad frena el crecimiento.

Ahora supongamos que finalmente se impone otra grave recesión dentro de esta tendencia de estancamiento. Es algo muy posible. El sistema financiero de Europa sigue siendo frágil, y su proyecto para crear una unión bancaria y un mercado de capitales debidamente integrado se desarrolla lentamente. Esto expone a la UE a riesgos de accidentes financieros por encima de lo normal.

Tal como están las cosas, las opciones de política monetaria serían limitadas. Las tasas de interés ya están en cero. A pesar de la QE, el BCE es un banco central más inhibido que, por ejemplo, la Reserva Federal de Estados Unidos. Está prohibido llevar a cabo una financiación monetaria directa de los gobiernos. Es verdad que se ha aprobado una QE, que pone a prueba los límites de esa prohibición, pero las formas más eficaces de expansión monetaria - como el llamado "helicóptero que tira dinero" - parecen expresamente prohibidas.

Por el contrario, los estímulos fiscales están descartados por la siniestra combinación de incapacidad institucional y animosidad mutua. Sin duda, la zona del euro en su conjunto no carece de capacidad fiscal. La deuda pública de la zona euro está por debajo de la deuda pública estadounidense. No hay ninguna razón económica por la que Europa no pueda pedir prestado (a tasas de interés extremadamente bajas) y gastar el dinero en, por ejemplo, inversiones en infraestructuras a gran escala. Pero cuando Europa diseñó su unión monetaria se olvidó de diseñar incluso una unión fiscal rudimentaria que, como hemos aprendido, necesita esta gran empresa.

Entonces ¿por qué no empezar a construir esa unión? En parte debido a que requeriría un nuevo tratado europeo, que a su vez exigiría un consentimiento popular. Con la Unión Europea gozando de tal grado de impopularidad, los gobiernos temen embarcarse en ese proceso. De hecho, el compromiso de solidaridad europea, invocado hace años como motivo de todo el proyecto, prácticamente ha desaparecido. Lejos de pensar "que estamos en esto juntos", Alemania ve a Grecia como una nación de vividores y ladrones, y Grecia ve a Alemania como una nación de opresores atávicos.

A menos que esta unión no se refunde, el escenario optimista es de un prolongado estancamiento. El escenario pesimista es el colapso político, seguido por quién sabe qué. ¿Hasta dónde están dispuestos a llegar los líderes europeos pare hacer frente a este desafío? Nombrarme a cualquiera que incluso haya comenzado a pensar en ello."


Fuentes: Clive Crook


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