Roger Lowenstein, director del Sequoia Fund y uno de los escritores y periodistas de mayor prestigio en Estados Unidos, escribió sobre Benjamin Graham que después de veinticinco años trabajando en el campo de las inversiones, prácticamente la totalidad de los inversionistas con los que había colaborado y que habían tenido ganancias de forma habitual han sido seguidores de Benjamin Graham y David L. Dodd y es que el haber atravesado la odisea del crack del 29 y la gran recesión de los años treinta saliendo indemne, es capaz de forjar un auténtico manual de supervivencia que uno ha de leer y releer para conseguir escapar a las constantes burbujas bursátiles y estados permanentes de euforia y depresión a los que nos conducen los mercados bursátiles, convirtiendo esta filosofía en la biblia para poderse manejar en bolsa.
El más famoso de todos los inversores que han seguido las enseñanzas de Graham , por supuesto, es el multimillonario Warren Buffett que permanece de manera constante en el top 3 de los hombres más ricos del mundo y que empezando desde cero y mediante la inversión en bolsa ha conseguido convertir a Berkshire Hathaway en una de las empresas más valiosas del mundo, alcanzando una fortuna personal de 72.000 millones de dólares. Tal es la devoción de Buffett por Graham que puso de nombre a su segundo hijo Howard “Graham” Buffett en homenaje a su gran maestro y amigo.
Otro famoso inversor que conoció a Benjamin Graham y que puso por nombre a su tercer hijo Thomas “Graham”, como homenaje a su gran compañero de trabajo, es el legendario y eternamente longevo Irving Khan. El anciano y multimillonario señor Khan en Diciembre cumplió 109 años de edad (sí, han leído bien ¡¡¡ciento nueve!!!) conoció directamente a Graham en 1928 cuando solamente tenía veintitrés añitos y fue profesor ayudante suyo, en la que es ahora la mayor fabrica de ex estudiantes y multimillonarios, la Escuela de Negocios de Columbia. Allí compartió clases con buena parte de la segunda hornada de los padres de la inversión valor de la actualidad como son el propio Warren Buffett, Will Ruane (creador del Sequoia Fund que ahora dirige Lowenstein), Walter Schloss o Charles Brandes. Imagínense la sabiduría que ostenta el multimillonario fundador de Khan Brothers & Company en el campo de las finanza tras llevar 86 años inviertiendo en bolsa, porque el gran Irving Khan aún sigue lúcido y en activo analizando empresas, hablando con las compañías y leyendo informes en su oficina en Madison Avenue en compañía de un terminal de Bloomberg y una enorme lupa. Como anécdota, decir que el caso de Irving Khan ha sido analizado por el Albert Einstein College de medicina al tratarse de un insólito caso donde sus hermanas fallecieron con 109 y 102 años y su hermano tiene actualmente 105 años; además de una buena genética y mucho dinero, Irving lleva una dieta sana con muchas verduras y legumbres, respira todos los días el aire fresco de Central Park y es una persona abierta que no ha perdido el interés por descubrir y aprender cosas nuevas.
Warren Buffett, Irving Khan, Will Ruane, Walter Schloss, Charles Brandes y otros muchos gestores de éxito como Bruce Berkowitz o García Parames en España han seguido una misma metodología, un mapa de ruta perdurable en el tiempo que Benjamin Graham dejó marcado hace más de 80 años en su obra magna Security Analysis, un libro de ruta de casi mil páginas, donde nos descubre las líneas claves de la inversión en valor. Graham era la caricatura del profesor despistado que podía acudir al trabajo con un par de zapatos distintos y que no mostraba interés alguno por el dinero, pero intelectualmente su curiosidad no tenía comparación alguna. cuando se graduó de manera brillante por la Universidad de Columbia le ofrecieron ocupar plazas de profesor de Inglés, Filosofía o Matemáticas y aconsejado por el decano de la facultad decidió marcharse a Wall Street, aunque lo hizo como si se tratara de estudiar otra asignatura nueva, una disciplina sujeta a principios lógicos y comprobables (aunque muchos estaban por descubrir).
Graham gravitó de manera brillante por la gestión del capital y lo combinó con la escritura y la enseñanza, le llevó muchos años de esfuerzo y dedicación forjar su filosofía. Hubo de trabajar en los felices años veinte, pasando por el crack del 29, los ruinosos años treinta y su gran depresión y finalmente surgir el estallido de la Segunda Guerra Mundial hasta que finalmente consiguió convertir su filosofía en una disciplina tan rigurosa como los teorema de Euclides que había estudiado en el colegio. Así surgió la teoría del Value Investing donde Irving Khan, Warren Buffett y compañía han podido trabajar de una manera brillante siendo fieles toda su vida a una filosofía de inversión. ¿Conocen algún otro método de inversión que haya sido eficaz durante tantos años y que incluso cuando los cimientos de Wall Street se resquebrajaban haya seguido vigente? Yo no.