Como le he informado en este espacio, el oro y la plata entraron en una racha alcista desde el inicio de 2015. Esto ha propiciado, como es usual, que se hayan ganado de nuevo titulares, comentarios de analistas y la atención de inversionistas. Así suele ocurrir con cualquier activo que está al alza, es lo normal.
Lo que en cambio constituye una grave anomalía en el mercado es la “escasez” de plata y en especial de oro. Esto debido a que ambos, por el valor que las personas le atribuyen, son atesorados. Es decir que en todo momento hay, en algún lugar, existencias disponibles de ambos sobre la faz de la Tierra.
De entre todas las materias primas existentes el rey de los metales es la que tiene la utilidad marginal que declina a la menor tasa, y de hecho tan baja, que para todo fin práctico podemos considerarla constante. Dicho de otro modo, la última unidad de oro que tengamos o recibamos la valorizaremos tanto como la primera. Una moneda extra del metal siempre nos seguirá cayendo bien, porque casi nadie le dice que no a tener más poder de compra. Justo por eso el libre actuar de las personas en el mercado le asignó al oro el rol de dinero superior de entre todas las sustancias que se han usado. El segundo lugar, se lo atribuyeron a la plata y como tal, el dinero no se tira sino se guarda.
Al no ser consumidos –aunque en realidad la plata solo en parte debido a su doble carácter de metal monetario e industrial, su “escasez” sólo puede ser atribuida a factores externos que deben ser analizados. Para eso el Prof. Antal Fékete, fundador de la Nueva Escuela Austríaca de Economía, y nuestro amigo Sandeep Jaitly –uno de sus alumnos más prominentes, crearon uno el indicador conocido como Base y el otro la Cobase, a los que nos hemos referido con amplitud en artículos anteriores. Estos instrumentos han mostrado una falta de oferta física de metales preciosos en meses recientes, debido a la reticencia de sus tenedores a desprenderse de ellos a precios que no reflejan en absoluto su valor.
Pues bien, resulta que esa anormal escasez en el caso de nuestro país –además el máximo productor de plata en el planeta–, se está viendo agravada por una externalidad burocrática: Banco de México (Banxico) no está surtiendo onzas de plata Libertad a sus clientes mayoristas, lo que a su vez, ha comenzado a distorsionar el mercado local. Según fuentes muy bien informadas, este retraso se debe a la indecisión del banco central sobre a qué sobreprecio por encima del “spot” (al contado) de Nueva York, las debe vender.
Banxico cuenta con plenas existencias de monedas de esta serie, pero no las está poniendo en circulación justo en un momento en que hay una gran demanda por onzas. Las distorsiones como le decía, no se han hecho esperar. Si ha tratado de conseguir las famosas monedas en los últimos días, habrá notado que no es fácil encontrarlas y que de hecho, el mayor proveedor al público mexicano, Banco Azteca, es prácticamente el único oferente.
Eso explica por qué su “spread”, es decir, la diferencia la cotización a la venta sobre el de recompra que ofrecen, se haya disparado hasta 100 pesos, cuando la constante durante muchos años había sido de solo 40 pesos. Ante la mayor demanda, el sobreprecio a la venta saltó hasta casi 389 pesos, pero a la compra se rezagó en $289.
Debido a las ineficiencias de Banxico, el miércoles Banco Azteca redujo a 80 pesos el “spread” subiendo el precio a la compra hasta 309 pesos. Es evidente que esta institución –la única que ofrece servicios de compra-venta directa de onzas Libertad además de custodia, busca atraer y recompensar más a quien en estos momentos quiera liquidar sus monedas de plata para fortalecer sus inventarios. De este modo, Azteca y sus clientes llenarán el hueco en la oferta que ha provocado el banco central.
Es conveniente destacar que a pesar de que el diferencial sigue siendo elevado en términos históricos, el precio de recompra es bastante atractivo por encontrarse también por encima del “spot” internacional. Con el paso de los días, es probable que los flujos atraídos de plata comiencen a reducir el precio de venta –sobre todo si además cae el “spot”– y se comprima aún más el “spread”. El beneficiado será el público.
Para decirlo claro, los negociantes particulares están encontrando alternativas ante la ineficiencia de Banxico. Inteligencia Financiera Global ya le ha consultado acerca del funcionario o funcionarios responsables de la toma de decisiones en materia de venta de onzas Libertad, pues es un hecho que sus malas acciones están perjudicando de forma innecesaria, el bolsillo de ahorradores mexicanos. La respuesta aquí la daremos a conocer.