Una de las reticencias que tienen muchos inversores a la hora de contratar los servicios de un asesor financiero independiente, especialmente en el segmento medio bajo en términos de patrimonio, es el razonamiento siguiente: "¿para qué voy a pagar por los servicios de un asesor cuando puedo obtener ese asesoramiento gratuitamente en mi oficina bancaria?".
Detrás de esta reflexión hay dos prejuicios erróneos. Uno, que es evidente o que debería serlo, y es que "el banco ofrece asesoramiento". Los muchos ejemplos de malas prácticas bancarias que se han cometido en nuestro país deberían servir para quitarnos esa idea de la cabeza. Pero debería decir que la labor de un banco, que es importante (no podemos vivir sin un sistema financiero), no es la de asesorar a sus clientes. Es simplemente poner a disposición del cliente una gama de productos para que puedan elegir los más adecuados en cada caso, aunque en la práctica es la propia entidad que elije interesadamente los productos para el cliente.
El segundo prejuicio que esconde la reflexión comentada más arriba es que el asesor financiero sale caro. Voy a intentar demostrar que no es así, que tener un asesor puede ser más barato que no tener uno.
El ahorro de costes que aporta un asesor financiero puede venir por tres vías distintas.
Mejor construcción de carteras
Aquellos que invierten por su propia cuenta suelen tener una cartera más descompensada, en términos de tipos de activos, que aquellos que cuentan con la ayuda de un asesor financiero. No tengo datos para refrendar esta opinión, pero estoy convencido de que los asesores (porque es su trabajo) prestan más atención a la distribución de activos que los inversores individuales (para estos últimos, la distribución de activos es la consecuencia de la selección de fondos y no el origen de la construcción de carteras). También estoy convencido, aunque tampoco tengo datos para afirmarlo, de que una correcta construcción de cartera aporta un plus de rentabilidad especialmente a largo plazo.
Mejor selección de productos
Un inversor individual puede perfectamente elegir bien sus fondos de inversión. De hecho nuestra página web, dónde analizamos los fondos y destacamos los más interesantes, tanto desde el lado cuantitativo como cualitativo, es una herramienta perfecta para ello. Pero lo que demuestra la realidad es que, en general (hay excepciones evidentemente), los fondos con más patrimonio (es decir los más vendidos) suelen ser aquellos que cobran las mayores comisiones y no necesariamente son aquellos que obtienen las mayores rentabilidades. lo que demuestra que la selección de productos por parte del inversor particular no es la óptima.
Mejor planificación fiscal
Este es un tema poco comentado pero una de las funciones de un buen asesor financiero es también elegir las mejores opciones en función de las particularidades fiscales de su cliente y eso, en definitiva, también se traduce en un ahorro de costes.