Con apenas unas semanas transcurridas en 2015, ya han ocurrido muchas cosas. La confirmación de un programa de QE ambicioso en Europa por parte del BCE, las elecciones griegas con un resultado no satisfactorio a priori, libre fluctuación del franco suizo, severa depreciación del euro frente a una cesta de divisas y desplome de las materias primas.
En fin, con todas estas noticias, tendríamos para escribir un año entero de acontecimientos, pero solo han pasado unas semanas.
El escenario en cualquier caso no ha cambiado en demasía. Las elecciones griegas es el único dato negativo de toda la positiva tesis de inversión en renta variable europea (lo que pesó en el comportamiento del sector bancario), pero debemos tener muy presente que un desenlace catastrófico de Grecia (salida del euro, quiebra de su sistema bancario e impago de su deuda), no va a cambiar el sesgo positivo de medio plazo de las bolsas europeas. Puede que este elemento crease incertidumbre, volatilidad y correcciones en un primer momento, pero la tesis de inversión de la inversión en renta variable europea seguiría su curso.
El curso es el siguiente: tipos en 0% y QE va a mantener los tipos de interés muy bajos durante muchos años. Los bancos no tienen otro modo de hacer crecer su beneficio que incrementar los créditos concedidos, lo cual es positivo para la inversión y el consumo, y éste a su vez para el empleo. Los tipos de interés en 0% desincentivan el ahorro e incentivan la inversión y la creación de proyectos.
La caída de las materias primas y especialmente del petróleo, funcionan económicamente como si de una bajada de impuestos se tratase, lo que repercutirá en un incremento del poder adquisitivo de los europeos y una bajada de los costes energéticos para las empresas. Las empresas y las familias con menores costes podrán disponer de más dinero para consumir o invertir. La inversión lleva consigo la creación de empleo, y éste a su vez, el incremento en el consumo privado.
La depreciación del euro ayudará a revitalizar las exportaciones al ser las empresas europeas más competitivas, y además, solamente la traslación de monedas extranjeras a Europa, hace dar un salto en las ventas. En torno al 40% de las ventas de las compañías europeas provienen del áreas geográficas no euro, por lo que el efecto va a ser muy rápido y potente.
Los beneficios de las compañías deberían tener un salto relevante en este 2015 y, si el encadenamiento de efectos económicos (inversión - consumo - empleo - consumo), se produce, como esperamos, los beneficios se verán en los años posteriores también.
Queda mucho año por delante, y todavía tenemos muchos riesgos por superar: Rusia, China, elecciones en España y alguna otro evento no esperado), pero es difícil que se descarrile la tesis de inversión en renta variable europea.
Seguimos esperando lo mismo que al comienzo de año: más volatilidad, pero tendencia intacta alcista para las bolsas europeas. Lástima que los niveles donde tenemos más margen de seguridad (9.000 de Ibex y 2.800 de Euro Stoxx), estén tan lejos, pero no los olvidemos por si acaso.