Este es un gráfico que a todos debería hacernos reflexionar en materia de pensiones. Muestra la evolución previsible de la población ocupada y del número de pensionistas. Aunque es un gráfico aterrador, se basa en dos hipótesis harto optimistas: la primera es que en España trabajará el 70% de la población con edad para hacerlo, algo que apenas conseguimos en plena burbuja; la segunda, es que el número de pensiones a pagar coincide con el de personas mayores de 67 años, cosa que hoy tampoco ocurre, pues el sistema de Seguridad Social también cubre las pensiones de incapacidad permanente, de orfandad y en favor de familiares (hoy la Seguridad Social abona 9,1 millones de pensiones, y el número de personas mayores de 65 años es de poco más de ocho millones).
Evolución demográfica previsible de España
Fuente: INE
Si con ocho millones de personas mayores de 65 años y 16,7 millones de trabajadores no podemos sostener las pensiones actuales, imaginaos qué sucederá en las próximas décadas conforme ese diferencial se vaya volviendo todavía más estrecho. Algunas implicaciones:
- Las pensiones que hoy promete pagar la Seguridad Social (no en cuantía, sino en método de cálculo: 100% del sueldo medio en los últimos 25 años si has cotizado 37 años a lo largo de tu vida laboral) son absolutamente insostenibles. Ni la tibia reforma que prepara Mariano Rajoy será capaz de sostener el sistema, salvo que experimentemos mucha inflación (en cuyo caso, las pensiones se diluirán sistemáticamente en términos reales).
- Que la relación entre trabajadores y pensionistas vaya a descender abruptamente no implica necesariamente que las pensiones vayan a caer en el futuro. Si la economía crece lo suficiente, las pensiones podrían hacerlo. Lo que sí significa es que la renta relativa de los pensionistas con respecto a la renta media de la sociedad va a hundirse (a menos que se saquee a impuestos a los trabajadores en activo).
- La inmigración podría parcialmente paliar el problema, haciendo la transición demográfica algo más suave, pero si devenga nuevos derechos a pensiones futuras, sólo retrasa el problema. En todo caso, podría ser una buena idea permitir la inmigración libre a España a cambio de no devengar derechos a la Seguridad Social.
- Sea como fuere, el consejo práctico más importante que debe extraer del gráfico anterior es sencillo: ahorre e invierta. Si confía su jubilación a los políticos, terminará sintiéndose pobre y estafado.
Este gráfico, así como el análisis sobre la problemática global de las pensiones y sobre su posible solución por la vía de la privatización, formarán parte de mi próximo libro Una revolución liberal (Deusto, 2014).