El lunes vimos como el Nasdaq Composite cerró por primera vez en 15 años por encima de los 5000 puntos (niveles que no veíamos desde marzo de 2000) y a muchos inversores esta subida les produce vértigo, ya que pueden considerar que estos niveles sean de burbuja, tras vivir en sus carnes el pinchazo de la burbuja tecnológica. Pero, si bien el índice en precios esta en niveles similares a los de la vorágine compradora de los años 2000, las compañías, los beneficios y ratios de las mismas no tienen nada que ver.
En el año 2000 estábamos acostumbrados a ver como cualquier empresa por abrir su web .com se veía compensada con fuertes subidas en el mercado. En ese momento, los beneficios no importaban: solo se especulaba con el futuro prometedor que se abría paso con la aparición de internet en nuestras vidas. Esta visión, aunque no era errada, falló en algunos conceptos, como en los futuros ganadores y en los precios que se pagaba por ellos.
En la tabla mostrada podemos ver las importantes diferencias existentes entre la época actual y hace 15 años:
El PER (Precio/Beneficios) del Nasdaq es casi seis veces inferior a lo que era en su día, el Precio/Valor Contable es la mitad de lo que cotizaba, las empresas generan tres veces más caja de lo que generaban en su día, y la valoración sobre las ventas es la mitad.
Hemos visto como estas empresas se han ido transformando y desapalancándose, y están pagando dividendos debido a la gran generación de caja. La deuda que actualmente poseen es una deuda muy liviana, de 0.5x su EBITDA (Beneficios antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones), frente a las 2 veces que eran hace 15 años, en un entorno donde los márgenes han mejorado.
No queremos decir con estas líneas que la compra de Nasdaq es una gran oportunidad en estos momentos, más bien resaltar que no nos encontramos en una burbuja como la que vimos en el 2000