Los mercados siguen sin tomarse en serio a Grecia, consideran a sus gobernantes unos irresponsables que lo único que hacen es hablar, prometer lo imposible, incumplir lo pactado, exigir y chantajear aunque ello lleve al pueblo a la ruina. Pero vamos por partes. Tenemos la reunión de los ministros de finanzas de la eurozona, en la cual analizarán y estudiarán el listado de reformas que la pasada semana envió el Gobierno griego.
Grecia se juega todo a una carta, pretende que con el envío de las reformas que llevarían a cabo, Europa les adelante dinero. Parecen olvidar, y son muy dados a estas cosas, que el acuerdo con el Eurogrupo consistía en que primero Grecia tendría que cumplir lo acordado y acto seguido recibiría los tramos de ayuda. ¿Es tan complicado de entender? Pues parece que para algunos sí lo es.
Dijsselbloem, presidente del Eurogrupo, ha dejado claro que la prórroga del rescate es tan solo de cuatro meses y que ya se han perdido dos semanas en las cuales no se ha hecho nada, no se ha avanzado.
Ahora toca hacer un poquito de chantaje de cara a la galería (o no, vayan ustedes a saber) y el Gobierno heleno anuncia que si no reciben un adelanto de la ayuda no harán reformas. Es más, en esta ocasión van más allá, amenazan con convocar un referéndum donde los ciudadanos voten a favor o en contra de seguir en el euro. Y se quedan tan anchos.
Seguramente se estarán ustedes preguntando el por qué de este viraje en la estrategia de Grecia. Muy sencillo, tras fracasar rotundamente y no poder cumplir prácticamente nada de lo que prometían en las elecciones (aún a sabiendas de que era mera utopía y puro populismo), tras terminar cediendo irremediablemente ante Europa, los problemas internos se les acumulan.
En efecto, casi la mitad de los miembros del partido están en contra del acuerdo que Tsipras alcanzó con Europa, su socio de gobierno está tremendamente decepcionado. Urgía un cambio de timón, lanzar un halo de esperanza al pueblo, aunque más bien es la soga directamente al cuello.
Sea como fuere, Tsipras es plenamente consciente de que atraviesa por horas bajas de popularidad, no tiene el respaldo político que tenía antes, se siente débil y si no consigue recuperar apoyos el Gobierno se volverá demasiado inestable, lo que le faltaba ya al país, nuevas elecciones y a saber ahora qué toca aguantar al pobre ciudadano.
Y no es por nada, pero esta semana toca revisión por parte del Banco Central Europeo del ELA (asistencia de liquidez de emergencia) para las entidades bancarias del país y se rumorea que la liquidez del país se agotaría a finales de este mes. Pero no pasa nada, están literalmente en la cuerda floja y se permiten dictar lo que Europa ha de hacer.
Les decía al principio que menos mal que los mercados nunca han tomado en serio a los gobernantes griegos, buena prueba de ello es que pese a todo lo que ya hemos pasado, las Bolsas europeas seguían subiendo e incluso el futuro Dax alemán marcaba una semana sí y la otra también nuevos máximos históricos.
La cuestión es que los mercados están inmunizados contra las palabras, frases, amenazas y chantajes de Grecia. No se creen nada. Tan sólo los hechos, los actos, serían capaces de girar a los mercados, y a día de hoy Grecia no ha hecho nada de nada.
Por tanto, mientras Grecia no lleve a cabo, en el mundo material y no en el metafísico en el que se encuentra como pez nadando en el agua, acciones concretas, los mercados seguirán alegremente alcistas.