Leía con desgana el borrador del programa de trabajo para el bienio 2016-2017 del área del programa marco Horizonte 2020 que incluye las actividades marinas. El documento, aún confidencial (pues aún pueden producirse algunos cambios menores en su contenido) contiene las líneas de investigación que la Comisión Europea quiere fomentar en los próximos años y que por tanto va a financiar. La financiación de la investigación europea funciona así: un amplio grupo de expertos y algunos lobbies muy potentes deciden cuáles son los temas que se tienen que investigar, se elaboran estos programas de trabajo y finalmente salen las convocatorias para propuestas de proyectos de investigación, que deberán ceñirse a alguna de las líneas propuestas. El plan de trabajo es muy detallado y salen literalmente centenares de líneas diferentes, pero con un poco de experiencia uno sabe ir directamente a buscar aquéllas que le interesan. Idealmente, si uno está bien relacionado y sabe moverse en estos ambientes, puede llegar a conseguir que sus propias ideas queden recogidas directamente en una de esas líneas y así es más fácil (aunque no está garantizado) conseguir uno de esos proyectos. Yo, que tengo pretensiones y capacidades más modestas, simplemente voy leyendo todas las líneas del borrador, buscando aquéllas que corresponden con el trabajo que sé y que quiero hacer, filtrando de éstas las líneas que ya sé que están fuertemente apadrinadas y que por tanto no merece que me presente a ellas pues nada sacaré.
Sigo buscando dinero para mantener el grupo de investigación. Hemos hecho un buen trabajo en los últimos años y nuestra progresión es ahora muy buena, pero justo en nuestro mejor momento se nos van a acabar los fondos, y por más que intento conseguirlos aquí y allá de momento no cosecho más que fracasos. Todavía podré aguantar un año, quizá dos, pero el reloj sigue su curso y, como dice un amigo, "no hay que esperar a tener sed para construir un pozo". Así que estoy al tanto de las convocatorias y voy pensando en nuevos proyectos.
En eso estaba cuando de repente llegué a una sección que me interesaba. "Fortaleciendo la capacidad europea para la observación, recogida de datos y monitoreo del océano". Bien, esta es la mía, me dije, y comienzo a leer.
La mitad de las líneas propuestas por la Unión Europea para la investigación en 2016 y 2017 en ese área se refieren al Ártico (la otra mitad al Mediterráneo y las pequeñas empresas). Y ahí se decía claramente: el Cambio Climático está siendo especialmente intenso en el Ártico, las graves alteraciones en el Ártico están llevando a cambios de los patrones meteorológicos en el Hemisferio Norte, hay que mejorar la predición meteorológica y climática teniendo en cuenta esos cambios, hay que incorporar estos cambios para gestionar mejor los riesgos asociados (cita explícitamente inundaciones, sequías, eventos extremos...).
Mientras un pequeño grupito de trolls a sueldo siguen dando vueltas alrededor de este blog, como lo hacen alrededor de otros, a la espera de lanzarse en picado sobre cualquier post que huela a cambio climático, tratando de desacreditar los argumentos que se dan con argumentos sesgados, tergiversaciones groserísimas y un buen número de ad hominem, la Comisión Europea ya tiene claro a estas alturas que se están produciendo grandes cambios en el Ártico, y que estos cambios están desestabilizando el clima del Hemisferio Norte con graves consecuencias. No sólo eso, sino que le está dando una atención preferente entre las líneas que quiere que se investiguen.
No tenemos que engañarnos sobre el papel de la Unión Europea y de la Comisión Europea en este asunto. Los intereses cruzados y el cabildeo (lobby) son intensos en esos foros, así como la hipocresía y la doble moral. Sin embargo, el problema Ártico (como ya se le comienza a conocer) empieza a ser tan evidente que resulta cada vez más difícil no ya disimularlo, sino incluso no comenzar a tomar cartas en el asunto puesto que los perjuicios ya causados y los previsibles pueden convertirse en una factura difícil de gestionar. Y a pesar de ello, la presión política sobre estos temas es extrema. Así, las resoluciones que está tomando la Comisión Europea relacionadas con el Cambio Climático (y que cada vez son más) son filtradas con tanta intensidad que tras la sordina mediática apenas se oye un rumor, si es que se llega a oír algo.
El problema Ártico. ¿Qué es el problema Ártico? Esencialmente, que los efectos del cambio climático están teniendo una amplitud mucho mayor en el Ártico que en otras zonas del planeta, por razones que son bien conocidas desde hace tiempo. Año tras año se acumulan los datos que nos muestran el problema Ártico con toda crudeza, mientras la mayoría de los medios miran hacia otro lado y los pocos que hablan de ello no contextualizan el problema y no le dan la relevancia que tiene, y al tiempo sacan editoriales infectas escritos por tipos cuyo único mérito relevante es el colorismo con el que lucen los hábitos de su religión.
Este año hemos tenido varios signos preocupantes del problema Ártico. Por ejemplo, a principios de Marzo se registraron valores anómalos de temperatura en el Ártico, que superaron en 20ºC la temperatura media de las últimas décadas, una desviación de una amplitud enorme. Este tipo de desviaciones monstruo eran inauditas hace unas décadas pero, desgraciadamente, se están haciendo cada vez más frecuentes.
Teniendo en cuenta la evolución del volumen de hielo en el Ártico en los últimos años y estas fuertes anomalías de temperatura, no es sorprendente que este año el momento anual de máxima cobertura del hielo (justo el día que comienza la primavera septentrional, el 21 de Marzo, y que sale el Sol en el Polo) el área cubierta de hielo era inferior a la de cualquier año precedente. Hay cada vez menos hielo, cada vez más fino, cada vez más frágil, y se repone menos durante la estación fría.
Algunos trabajos científicos muestran que hay una conexión entre el deshielo ártico y el debilitamiento de la corriente de chorro polar (Jet Stream). Este debilitamiento del Jet Stream (del cual ya hemos hablado aquí) sería el responsable del comportamiento meteorológico cada vez más extraño a ambos lados del Atlántico. Así, en la costa Este de los EE.UU. tienen temperaturas 10ºC por debajo de las medias históricas mientras en la costa Oeste las temperaturas son casi 10ºC superiores:
(el típico argumento negacionista para soslayar este hecho sería hacer el promedio de temperaturas sobre todo el país y comenzar a argumentar que la temperatura media de los EE.UU. no presenta ninguna anomalía). La sequía en California se recrudece y el ansiado El Niño -que traería fuertes lluvias en ese lugar- finalmente no ha venido, con lo que peligra la tercera parte de la producción de verduras y hortalizas de los EE.UU. En el Atlántico Sur, una combinación de escasa precipitación y mala gestión ha dejado a la megalópolis de Sao Paolo en una situación de crisis hídrica sin precedentes. En Europa, los patrones de lluvias y temporales entran todavía dentro de la relativa normalidad en cuanto a su frecuencia marginal, pero cada vez menos si se tienen en cuenta una escala más sinóptica, y el peligro latente de un año sin verano continua ahí. ¿Será 2015 un año sin verano en Europa? Seguramente no si tomamos Europa en su conjunto, pero en determinadas zonas de Europa bien podría ser el caso.
Y a pesar de la evidencia que se acumula, seguimos discutiendo si son galgos o si podencos son.
Después de este post, volverán al foro de este blog los mismos de siempre a sacar los mismos argumentos de siempre en discusiones que serán calcadas a otras anteriores; jalearán la inoportunidad o exageración de mis afirmaciones y si suficientes foreros les plantan cara dirán que se van para no volver y en seguida volverán a estar ahí, defendiendo su posición, que es lo mismo que decir defendiendo a su amo. Pero cuando salgan a la calle, sobre su cara, al igual que sobre la mía, caerán las lágrimas del Ártico.
Antonio Turiel
Marzo de 2015.