Siempre he defendido que todo, por inútil que parezca, puede tener una utilidad. Me equivoqué. Las predicciones de los analistas no tienen ninguna utilidad. De hecho, son más inútiles que una sesión de logopeda para Rambo (perdonen esta pequeña licencia). Incluso un reloj estropeado acierta más que los analistas. Al menos da la hora exacta dos veces al día.
Veamos. Mis colegas planteaban un crecimiento para el PIB de un 1% (y eso tras múltiples rebajas), y el dato ha acabado siendo del 0.2%. Pero, al fin y al cabo… ¡que es un 80% de error!
Centrémonos en lo importante. ¿Es el dato preocupante? No, en mi humilde opinión. Al parecer, es bastante frecuente ver en el primer trimestre ritmos de actividad débiles, para observar después una recuperación significativa (vean gráfico inferior). No veo razones para pensar que esto no pueda volver a repetirse este año.
¡Tranquilos pues!