En la novela de Tom Wolfe La hoguera de las vanidades, el operador de bonos Sherman McCoy se esfuerza por explicar su trabajo a su pequeña hija. Los medios de comunicación que intentan descifrar el mercado de bonos saben cómo se siente. Los fuertes movimientos de precios de los bonos rara vez surgen por una sola causa discernible, y conocer que ha pasado es a menudo tan difícil como predecir que van a hacer en un futuro.
Las últimas semanas proporcionan un excelente ejemplo. Desde mediados de abril, el rendimiento del bono alemán a 10 años ha aumentado desde menos de 10 puntos básicos (0,10%) por encima de 70 puntos básicos (0,70%), una corrección que ha sido seguida por los mercados de deuda franceses, italianos españoles y otros. Una subida del 0,6% en las tasas de interés puede no parecer mucho, pero en esos bajos rendimientos, el movimiento concomitante de los precios de los bonos se vuelve cada vez más violento. Cualquier inversor que haya comprado cerca de los máximos tiene unas pérdidas muy superiores a lo que podría haber recibido en intereses.
No sólo los inversores que han entrado con el pie cambiado están asombrados por este cambio en el sentimiento, señala Financial Times en un editorial. "Además de utilizar los mercados de bonos como un canal para la flexibilización cuantitativa, el Banco Central Europeo presta mucha atención a su comportamiento con el fin de entender cómo están funcionando las medidas. Pero su interpretación es una mezcla de arte y ciencia: mientras que la inyección de dinero puede deprimir las tasas de interés en el corto plazo, en un horizonte de más largo debe provocar una mayor inflación, más préstamos y unas tasas de interés crecientes que recuperen la normalidad.
Un analista optimista podría discernir que la QE está funcionando según lo previsto. Los rendimientos de los bonos han subido y el petróleo y otras materias primas se han recuperado desde los mínimos recientes. También hay signos de un repunte de la actividad empresarial en la eurozona. Desde ese punto de vista más optimista, estos días de agitación es el castigo tardío para el pesimismo excesivo de algunos inversores cuando persiguen rendimientos tan bajos. Cualquier compra de bonos que rinde tan poco es colocar una apuesta a un estancamiento de la zona euro durante los próximos años, a pesar de la efusión de miles de millones de euros. En lugar de preguntarse cómo el Bund cotiza ahora por encima del 0,7%, una pregunta mejor sería por qué los inversores permitieron que cayera a sólo el 0,1%.
Pero el optimismo es excesivo si se ven esos movimientos bruscos del mercado puramente en el funcionamiento correcto de la flexibilización cuantitativa (QE). El estímulo monetario eficaz debe elevar los precios de las acciones y debilitar la moneda, pero las acciones en Europa han caído en las últimas semanas, y el euro se ha fortalecido. Por encima de todo, si el estímulo monetario explica el aumento de los rendimientos de los bonos, es difícil ver por qué los mercados se dieron cuenta tan tarde y tan de repente. Mario Draghi, presidente del BCE, preparó el terreno durante muchos meses. Cuando por fin llegó la QE, no debería haber sorprendido a casi nadie. No había nada en la forma en la que fue presentada, que justificara los giros esquizofrénicos de las últimas semanas.
Una explicación más preocupante es que los mercados de bonos ya no tienen la capacidad de comportarse racionalmente, añadiendo evidencias del "flash crash" del pasado otoño en los rendimientos del Tesoro estadounidense. Algunos bancos de inversión achacaron la caída a que las regulaciones debilitaron su capacidad de hacer un mercado líquido. Otra explicación es que la mentalidad de la manada empeora cuando los rendimientos son bajos - la ventaja es pequeña, mientras que las pérdidas potenciales son enormes. En tales circunstancias, la carrera por salir puede ser caótica.
Bill Gross, el legendario operador de bonos, ha dicho recientemente que estamos al final del mercado alcista de 35 años de la deuda pública. A pesar de toda la volatilidad que veremos en los próximos días y semanas, sin duda es mejor que el cambio ocurra más temprano que tarde."
Fuentes: Financial Times