¿Están tan sobrevaloradas las acciones que solo puede terminar en un crash? y si es así, ¿qué catalizador inmediato podría desencadenar tal evento? Hay cuatro amenazas que flotan sobre los mercados de valores: una resolución desordenada a la crisis de la eurozona, con Grecia entrando en default y saliendo del euro; una reversión aún más abrupta en los mercados de bonos; un repunte en el precio del petróleo, impulsado por el creciente caos geopolítico en el Medio Oriente; y un aterrizaje forzoso en China, una posibilidad aún muy real, que todo el mundo en Europa parece haber olvidado en medio de las incertidumbres sobre Grecia.
El problema griego se ha examinado desde casi todos los puntos de vista posibles.
Un acuerdo de último momento, aunque sólo sea una chapuza temporal, provocará una subida de los precios de los activos de riesgo. Un default, por el contrario, provocará nuevas turbulencias.
Sin embargo, incluso si hay una salida desordenada, no está del todo claro que veamos un crash.
En las últimas semanas, ha habido una cierta ampliación de los diferenciales, con los rendimientos de los bonos de la periferia de la zona euro subiendo notablemente. A diferencia de la última ocasión, sin embargo, el Banco Central Europeo tiene ahora las herramientas para luchar contra un contagio financiero de este tipo.
El BCE puede ahora comprar legalmente bonos periféricos y sin límite en la defensa de la estabilidad financiera y los objetivos monetarios.
Al menos en teoría, no deberíamos esperar que ocurran episodios como los que vimos en las primeras etapas de la crisis de la zona euro, cuando Grecia corría un gran riesgo de salir del euro.
"Nadie puede saber a ciencia cierta cuál serán los efectos finales de un Grexit", dice Jeremy Warner en el Telegraph. "Pero mi suposición es que las consecuencias inmediatas no serán tan grande. Las consecuencias geopolíticas a largo plazo, y las implicaciones para una Unión Europea más unida, son otra cosa.
Europa se encuentra en medio de un repunte cíclico. Con o sin razón, los mercados creen que la situación en Grecia n tendrá un gran efecto de contagio.
En cualquier caso, la mayor amenaza inmediata a la valoración de las acciones no es Grecia en absoluto, sino una corrección violenta en los mercados de bonos soberanos. Paradójicamente, sin embargo, esto es muy poco probable que suceda a menos que la actual recuperación en la economía mundial se convierta en un boom.
En tales circunstancias, podríamos esperar ver como el BCE abandona rápidamente la flexibilización cuantitativa.
Pero, ¿alguien cree en serio que la economía de la eurozona va a sufrir una recuperación abrupta? Esto requiere una gran dosis de optimismo.
Mucho más fácil de creer, por el contrario, es que la recuperación de Estados Unidos se acelerará sensiblemente, obligando a la Reserva Federal a abandonar su actual política monetaria laxa y subir las tasas con rapidez. Algunos indicadores monetarios ya apuntan inequívocamente en esa dirección.
Curiosamente, una recuperación meteórica de la economía no siempre es buena para los precios de las acciones, y hay muchas razones para pensar que cualquier boom estadounidense podría, en las actuales circunstancias, ser muy malo para la renta variable.
Las condiciones monetarias ultra laxas han sido uno de los principales impulsores de los mercados de valores. Y también las crecientes presiones salariales podrían poner fin a los buenos beneficios empresariales, actualmente en un porcentaje récord del PIB en muchas economías.
Desde un punto de vista macroeconómico, esto sería un acontecimiento muy positivo, pero no sería bueno para el precio de los activos.
El reciente repunte de los rendimientos de bonos alemanes no cuenta. La subida simplemente ha corregido lo absurdo de las tasas de interés negativas, volviendo a rendimientos que reflejan con mayor exactitud las perspectivas de inflación y el crecimiento de la zona euro.
Sin embargo, estos rendimientos siguen siendo muy bajos en términos históricos. Parece improbable que veamos un sensible repunte mientras no haya un cambio significativo en las expectativas de crecimiento e inflación.
Y el Grexit podría apuntalar aún más los mercados de bonos soberanos por la renovada búsqueda de activos "seguros".
En cuanto al petróleo, el aumento de los precios de la energía es obviamente inflacionario, pero también atrofia la demanda.
Y finalmente China, cuya economía sigue siendo tan indescifrable como siempre; muchos de nosotros hemos estado esperando que tanto la economía china como sus mercados de valores se desplomen, pero no lo han hecho. China es lo que Donald Rumsfeld llamaría un desconocido conocido.
Para concluir, el catalizador más probable que puede provocar una corrección es un boom de la economía estadounidense, que elevaría las tasas más altas y a su vez causaría la fuga de capitales de los países en desarrollo y por lo tanto también podría desencadenar una nueva crisis de los mercados emergentes.
O es con eso, o la inevitable corrección vendrá con un cielo azul claro - con un evento completamente inesperado."
Fuentes: Jeremy Warner - Telegraph