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S&P 500: suelo relevante pronosticado mediante varias herramientas cíclicas

por Bolsa y Ciclos Hace 9 años
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El 16 de junio, la situación técnica del ciclo de 40 días del S&P 500 se presentaba como sigue: el ciclo se encontraba en su fase descendente; el precio había aterrizado en el soporte localizado entre 2.081,14 y 2.071,71; mi indicador de momento dibujaba una divergencia inversa alcista (líneas rojas); y el suelo teórico (ST) previsto por la onda sinusoidal se había cumplido el 9 de junio.

Entretanto, disponíamos de la línea horizontal situada en 2.097,40 cuya rotura al alza activaría la señal de posible conclusión de la fase descendente del ciclo de 40 días. A continuación, muestro el gráfico que publiqué el 17 de junio por la mañana.

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Con mayor antelación, la Línea Futura de Demarcación (LFD) de 40 días (para entender esta herramienta, véase mi modelo cíclco en Bolsayciclos) pronosticaba el suelo para el 8 de junio. 

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Por añadidura, el modelo de Bradley pronosticaba un giro del S&P 500 para el el 16 de junio, y el ciclo Metónico lo auguraba para un día después.

Precisamente el 17 de junio se preveía un viraje del S&P 500, a juzgar por la circunferencia que mostré en el informe publicado en Bolsayciclos el 13 de junio.

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Y todo esto estaba teniendo lugar en el contexto creado por la señal de giro del VIX desencadenada el 8 de junio (para entender esta señal, véase mi modelo cíclco en Bolsayciclos).

Según esta señal, que se manifiesta en o cerca de los suelos relativamente importantes del mercado y que, además, es poco frecuente (sólo aparece entre una y tres veces al año), en un período de entre 1 y 20 días se formaría un suelo de cierto calado en el S&P 500. Esto significaba que el suelo del ciclo de 40 días debía constituirse, como muy tarde, el 7 de julio.

Una vez generada la señal, lo habitual es que el McClellan incurra en sobreventa (cosa que sucedió el 9 de junio) y después forme una divergencia alcista con el S&P 500. Esto es exactamente lo sucedió la última ocasión en que había hecho acto de presencia esta señal, el 10 de diciembre del año pasado,. Cuatro días después se formó un suelo de fuste. Antes, el McClellan Oscillator había incurrido en sobreventa y acto seguido había dibujado una divergencia alcista.

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Sin embargo, esta vez venía avisando de que existía la posibilidad de que el suelo del ciclo de 40 días se constituyese sin el concurso de una divergencia alcista, que es exactamente lo que ha terminado ocurriendo.

Al S&P 500 le ha bastado que el McClellan entrase en sobreventa para marcar el suelo cíclico. Huelga decir que ayer este indicador superó el nivel cero, lo cual significa que la subida registrada por el índice norteamericano contó con un nivel alto de participación.

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Y hablo de suelo cíclico porque el 17 de junio el S&P 500 rompió al alza la línea horizontal que se situaba en 2.097,40, y un día después el oscilador de confirmación certificó que el suelo del ciclo ya queda a nuestras espaldas. Por cierto, el S&P 500 ya ha coronado el primer objetivo de subida de la fase ascendente.

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Vamos a echar una ojeada al diagnóstico elaborado por la LFD de 40 días del S&P 500, para ver si confirma el dictamen de mis instrumentos de análisis.

En primer lugar, me gustaría elogiar el trabajo de esta herramienta. Su pronóstico temporal sobre la formación del suelo cíclico, previsto para el 8 de junio, ha resultado muy certero, equivocado sólo en un día.

Dicho esto, miremos hacia el futuro. En términos de espacio, el objetivo de subida proyectado por la LFD se localiza en el nivel 2.133,48.

En términos de tiempo, cabe destacar que la LFD forma suelo entre el 23 y el 29 de junio, de modo que el techo del ciclo podría constituirse entre estas fechas.

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En otro orden de cosas, me gustaría plantear un posible escenario. Imaginemos que el S&P 500 sea capaz de superar el máximo que formó el 20 de mayo, algo probable considerando la poca distancia que le separa de ese nivel.

Sin embargo, la Línea Avance-Descenso del NYSE apenas ha levantado el vuelo. En otras palabras, es posible que acabemos asistiendo al trazado de una nueva divergencia bajista. Como la anterior, debería acabar dañando seriamente al S&P 500.

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