Tras la celebración del referéndum de Grecia es momento de analizar la situación, qué planteamientos ha de tener un inversor en mente y algunas ideas de inversión.
– La volatilidad y su repercusión en los mercados. Si hay algo que no gusta a los mercados y a los inversores es la incertidumbre, el temor a lo que no se conoce, el desconocimiento a lo que sucederá. Cuando esto sucede, se produce un incremento de la volatilidad, hecho que se refleja en el indicador por excelencia de la volatilidad, el VIX.
Un incremento del VIX implica caídas en las Bolsas, y viceversa, una reducción del VIX supone asistir a subidas en la renta variable.
La media desde el año 1.990 al 2.008 fue de 19,04 puntos. En la cúspide de la crisis económica, en octubre del 2.008 llegó a alcanzar los 89,53 puntos.
Lo que tienen que saber los inversores es que un VIX por encima de 20 refleja el temor y el miedo de los inversores, por debajo de 20 los mercados están en calma.
La crisis de Grecia ha vuelto a elevar la volatilidad en los mercados. Una mala gestión económica de los anteriores gobiernos y unas políticas populistas han llevado al gobierno heleno a tensar tanto la cuerda en las negociaciones con el Eurogrupo que finalmente ha terminado por romperse.
Y es aquí cuando entra en escena la incertidumbre en los mercados, estamos ante una situación inédita, nunca vivida, y ello crea bastante inseguridad.
El euro fue creado con la intención de perdurabilidad, de hecho, el Tratado de la Unión Europea del 7 de febrero de 1992, en su artículo 50 indica que todo Estado podrá decidir, de acuerdo con sus normas constitucionales, retirarse de la Unión. Pero en cambio, no está regulado cómo sería el proceso. Una prueba más de que no se contemplaba la posibilidad de abandono de alguno de los socios comunitarios.
Si Grecia finalmente abandonase el euro, las consecuencias para uno y otro bando no serían precisamente halagüeñas.
En el caso de Grecia, volvería el dracma (aunque tardaría al menos dos meses y mientras se utilizarían pagarés), el cual sufriría una devaluación tremenda, mínimo del 40% y de ahí para arriba. Este hecho provocaría una fuerte pérdida de poder adquisitivo en la población helena. La inflación se dispararía, al país le costaría mucho más dinero importar (por un lado por la devaluación del dracma y por otro lado por los aranceles), los inversores extranjeros exigirían una prima de riesgo mayor para compensar el riesgo (incluso solicitarían pagos por adelantado), habría fuga de capitales.
En el caso de la UE, se habría abierto la veda a que otros países con gobiernos populistas pudiesen seguir el mismo camino. Esto es lo que se denomina efecto contagio y preocupa bastante. Tengan en cuenta que Grecia representa el 2-3% del PIB de la UE, pero España o Italia tienen un peso muchísimo mayor, Europa sería del todo incapaz de poder subsistir si se fuesen. Así pues, todo esto es lo que hay en juego.
– Los mercados de renta variable y el cambio de escenario. Los mercados siempre descuentan todo y siempre confiaron en que se alcanzaría un acuerdo in extremis, buena prueba de ello es que nunca sufrieron caídas significativas y la volatilidad se mantenía por debajo de 20.
Las Bolsas del Viejo Continente acumulaban estos últimos años fuertes subidas, por un lado por la recuperación económica de la eurozona y por otro lado por el programa QE del Banco Central Europeo.
El QE (flexibilización cuantitativa) consiste en generar dinero y ponerlo en circulación. El BCE crea dinero y lo usa para comprar determinados activos financieros como deuda pública a instituciones financieras, de esta manera, los bancos utilizan ese dinero que han recibido del Banco Central para aumentar los préstamos o para comprar nueva emisiones de deuda al gobierno.
Debido a que se imprimen euros nuevos para comprar deuda soberana, los menores rendimientos de los bonos “obligan”a los inversores a comprar activos de mayor riesgo, renta variable, en busca de mayor rentabilidad. Este es el motivo principal por el cual las Bolsas europeas suben con fuerza desde que Mario Draghi apostó por el QE.
Éste era el escenario que tenía la renta variable europea. Pero el viraje en los acontecimientos de Grecia urge replantearse la situación.
Hoy de momento las Bolsas europeas han abierto como se esperaba con un gap bajista y por debajo del primer nivel clave en el Dax y en el Eurostoxx, lo que implica debilidad.
– ¿Dónde se puede invertir ahora? Es la pregunta más habitual que se escucha estos días entre los inversores para evitar los picos de volatilidad. En mercados cuya exposición al tema de Grecia sea mucho menor que los mercados tradicionales. Una estrategia de inversión apta sigue siendo apostar por el dólar norteamericano en general (mediante un Fondo de Inversión o mediante ETFs) o bien apostar por el dólar norteamericano frente a determinadas divisas (como el yen japonés, el dólar australiano, el dólar neozelandés).
¿Y por qué apostar por el billete verde? En primer lugar porque la economía norteamericana avanza a buen ritmo, pero sobre todo porque la Reserva Federal de los Estados Unidos va a subir pronto los tipos de interés, hecho que es beneficioso para el dólar.
¿Por qué es beneficio para el dólar la subida de tipos de interés? los tipos de interés influyen en el rendimiento de los bonos del Tesoro de Estados Unidos, y claro, dichos bonos se compran en dólares. Por tanto, si los tipos de interés en Estados Unidos suben, los inversores interesados en comprar dichos bonos se incrementarán y como necesitan dólares para poder adquirirlos, se incrementará la demanda de dólares y con ello subirá el precio del billete verde fortaleciéndose frente al resto de divisas.
Y otro motivo que también pude alentar al dólar es el petróleo. Existe una correlación entre el crudo y el dólar, una correlación negativa, en el sentido de que cuando el precio del petróleo sube, el dólar estadounidense cae, y viceversa.