El Shanghai Composite, al que dedicábamos nuestro Gráfico de hace una semana, ha logrado recomponerse en las sesiones del jueves y viernes tras unas medidas extraordinarias del regulador bursátil chino, que suponen de hecho suspender de negociación a la mitad del volumen negociado en aquella Bolsa y prohibir vender a quienes tienen más del 5% de una compañía, además de inyectar más dinero al mercado para evitar un desplome.
Esas medidas se han traducido en un importante rebote que ha llevado al Shanghai Composite a cerrar la semana con una subida del 5,18% pero es difícil recomendar a ningún inversor entrar en una Bolsa tan intervenida y tan sujeta al dictado del Gobierno como está demostrando ser la Bolsa china, por muy atractiva que pueda parecer. Por ello, a la espera de cuál sea el desenlace final, evitaríamos tomar posiciones en aquel mercado.
Lo que está pasando en China tiene mucho que ver con lo que vimos en el mercado del petróleo a fin del pasado año y con lo que hemos vuelto a ver estas dos últimas semanas.
El gráfico que adjuntamos muestra como los futuros del crudo han vuelto a caer hacia los mínimos de enero y marzo, y la pregunta es ¿por qué?
La respuesta a esa pregunta está tal vez en las nuevas estimaciones de crecimiento global del FMI que reflejan un estancamiento (¿secular?) de las economías desarrolladas y una desaceleración de las emergentes, sobre todo las exportadoras de materias primas, tan dependientes de China. Hace poco más de dos años el nuevo Gobierno chino bajo el liderazgo de Xi Jinping suscitó buenas expectativas. Hoy su modelo de endeudamiento e intervención en el mercado debe ponerse, cuando menos, en cuestión.
El problema es que China arrastra a otras economías emergentes, y por eso es tan relevante lo que allí suceda, mucho más que lo que suceda en Grecia.
A corto plazo China debe afrontar su propia "destrucción creativa" y limpiar su balance de los muchos activos sobrevalorados que esconde. A medio plazo, sin embargo, saldrá adelante como uno de los motores de crecimiento de la economía global.
Apostaríamos, pensando en el crecimiento de la clase media emergente, por un rebote de los futuros del petróleo (WTI), que el pasado viernes cerraron en 52,8 dólares barril. Empezaríamos a tomar posiciones largas en niveles de 50 dólares barril por lo que estaríamos atentos en esos niveles para comprar, ya sea vía opciones, vía futuros o vía compañías petroleras.
GRÁFICO DE LOS FUTUROS DEL PETRÓLEO (WTI) EL ÚLTIMO AÑO