El 8 de julio la situación técnica del ciclo de 40 días del S&P 500 se presentaba como sigue: el ciclo se encontraba en su fase descendente; el precio había aterrizado en el soporte localizado entre 2.061,79 y 2.049,80; mi indicador de momento dibujaba una divergencia alcista (líneas azules); y el suelo teórico (ST) previsto por la onda sinusoidal iba cumplirse el 10 de julio.
Por añadidura, mi indicador de volumen había generado una señal de clímax bajista, que nos avisó de que el ímpetu de los vendedores se estaba agotando.
Entretanto, disponíamos de la línea horizontal situada en 2.085,06 cuya rotura al alza activaría la señal de posible conclusión de la fase descendente del ciclo de 40 días. A continuación, muestro el gráfico que publiqué el 9 de julio por la mañana.
Con mayor antelación, la Línea Futura de Demarcación (LFD) de 40 días (para entender esta herramienta, véase mi modelo cíclco en Bolsayciclos) pronosticaba el suelo cíclico para el mismo 8 de julio.
Otro indicador que sugería una pronta reacción alcista del precio era el Summation Index semanal. Su estocástico se encontraba en niveles que en el pasado habían favorecido la construcción de tramos alcistas.
También el Total Put/Call Ratio registraba niveles asociados con suelos relevantes del S&P 500. En otras palabras, el miedo se había extendido.
Además, existía un elemento que podía alimentar ese hipotético rebote. Me refiero al Short Interest del NYSE, que arrojaba una lectura muy alta. El cierre de al menos algunas posiciones cortas equivaldría a verter gasolina sobre un incendio.
Y todo esto estaba teniendo lugar en el contexto creado por la señal de giro del VIX desencadenada el 29 de junio (para entender esta señal, véase mi modelo cíclco en Bolsayciclos).
Según esta señal, que se manifiesta en o cerca de los suelos relativamente importantes del mercado y que, además, es poco frecuente (sólo aparece entre una y tres veces al año), en un período de entre 1 y 20 días se formaría un suelo de cierto calado en el S&P 500. Esto significaba que el suelo del ciclo de 40 días debía constituirse, como muy tarde, el 28 de julio.
Una vez generada la señal, lo habitual es que el McClellan incurra en sobreventa y después forme una divergencia alcista con el S&P 500.
Eso es lo que había ocurrido ocho días después: el McClellan se encontraba de nuevo por encima de cero después de haber dibujado una perfecta divergencia alcista (ahora bien, sin entrar previamente en sobreventa). Por tanto, esta señal nos avisó de que se había formado el suelo del ciclo de 40 días.
Y hablo de suelo cíclico porque el 13 de julio el S&P 500, con la ayuda de un volumen alcista climático, rompió al alza la línea horizontal que se situaba en 2.085,06. Por cierto, el S&P 500 ya ha hecho añicos el primer objetivo de subida de la fase ascendente y casi ha dado alcance al segundo.
Echemos ahora una ojeada al diagnóstico elaborado por la LFD de 40 días del S&P 500, para ver si confirma el dictamen de mis instrumentos de análisis.
En primer lugar, me gustaría elogiar el trabajo de esta herramienta. Su pronóstico temporal sobre la formación del suelo cíclico (8 de julio), al que antes me he referido, resultó muy certero, equivocado sólo en un día.
Dicho esto, miremos hacia el futuro. En términos de espacio, el objetivo de subida proyectado por la LFD se localiza en el nivel 2.139,72.
En términos de tiempo, cabe destacar que la LFD forma suelo entre el 15 y el 22 de de julio, de modo que el techo del ciclo podría constituirse entre estas dos fechas.