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El yuan podría seguir depreciándose con fuerza

por Ismael de la Cruz Hace 9 años
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La posibilidad de que el yuan siga depreciándose con fuerza durante un año va cobrando más síntomas de realidad. Conviene entender éste tema bien.

Se sigue confirmando la ralentización de la economía de China, la segunda mayor del mundo, con un PMI en 49,7 puntos (por debajo de 50 indica contracción económica), las exportaciones descendieron un 8,3% (acumulado una caída interanual de un 1% en el año), las importaciones bajaron un 8,1% (y ya van nueve meses consecutivos por la menor demanda interna). Como consecuencia de todo ello estamos asistiendo a un incremento de la volatilidad en los mercados de acciones, divisas y materias primas.

De momento, las últimas medidas adoptadas por el país asiático (reducción tasas de interés, incentivos tributarios para las empresas) no están logrando calmar a los inversores. Y es que la fuerte depreciación del yuan está provocando que el Gobierno tenga más problemas para poder reactivar el crecimiento. Fíjense en un dato muy esclarecedor: las reservas de China en moneda extranjera se han reducido en más de 341.000 millones de dólares.

Los inversores en mercados emergentes están aguantando todo un chaparrón. Es cierto que hasta ahora acudían a estos mercados en busca de buenas rentabilidades y con los tipos de cambio tenían un incentivo, mucho dinero entró en los bonos de los mercados emergentes que se emitían en divisas locales. Pero el panorama ha cambiado radicalmente. Los precios siguen cayendo y las pérdidas de los inversores son cuanto menos cuantiosas.

El otro día leía un artículo interesante en The Wall Street Journal acerca de si esta crisis es comparable con la ocurrida en el año 1.997 cuando la devaluación de Tailandia originó una crisis que posteriormente se extendió por Asia y luego por Rusia y América Latina. Les dejo un extracto de dicho artículo: “Para los mercados emergentes, la aparente determinación de la Fed de ajustar la política monetaria trae recuerdos desagradables. En 1981-1982, 1994 y 1997-1998, alzas de las tasas de interés en EE.UU o el temor a ellas golpearon a los países y las empresas que se endeudaron en dólares, lo que precipitó la crisis.

Al comienzo de 1997, muchas divisas de mercados emergentes estaban vinculadas al dólar. Esos tipos de cambio fijos habían estabilizado la inflación y dado certeza a los inversores y a los exportadores. No obstante, también alentaron a los gobiernos, los bancos y las empresas a contraer grandes deudas en dólares, que era más barato que tomar préstamos en moneda local y a los extranjeros a prestar en moneda local. Los crecientes déficits comerciales, no obstante, hicieron que esas tasas de cambio fijas fueran insostenibles. Para contrarrestar las presiones bajistas, los bancos centrales gastaron sus escasas reservas internacionales en compras de divisas locales. Con el tiempo, sin embargo, se vieron obligados a devaluar, empezando por Tailandia y más tarde Filipinas, Malasia, Corea del Sur, Indonesia, Rusia y Brasil”.

¿Y qué pasa con el yuan? Se empieza a hablar en los diversos sectores de que a finales del 2016 podría cambiarse a 8 dólares, lo que implicaría una devaluación del 20% y alcanzar los niveles del año 2.006. Esta es la opinión de Bank of America Merrill Lynch. Estoy de acuerdo en que el yuan continuará devaluándose, pero más de un 12-15% me parece excesiva, pero es algo que iremos viendo.

Lo que me preocupa es que si la depreciación de un 3% que vivimos el pasado mes de agosto originó la volatilidad y las fuertes caídas en muchos mercados que hemos visto, imagínense lo que puede llegar si asistimos a otra depreciación del 12-15%, ya ni les cuento si es la del 20% de Bank of America. Pero ya no solo es la reacción del mercado, es que se verían mermadas las inyecciones de capital a los países emergentes, afectando primero a aquellos países que son productores de materias primas.

Como verán, el tema no es para tomárselo a broma, aunque muchas personas dicen que lo de China es la excusa para justificar tal cosa y tal otra cosa. Bueno, quien quiera vivir contra la realidad y con las orejas de burro mirando siempre hacia abajo en vez de alzar la vista y contemplar la realidad, pues adelante.


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