¿Y si finalmente la Fed aplaza la subida de tipos en septiembre? Claro, son apenas tres meses para tener otra oportunidad de hacerlo en diciembre (entre medias podría, pero sería francamente complicado de justificar). El caso es que una subida de tipos este año frente a la inicial esperada de dos (0.5 puntos) o incluso tres (0.75 puntos) supondría matizar el ritmo de normalización de tipos prevista para los próximos meses. Y pensemos que 2016 será un año con elecciones presidenciales, que todo lo dificulta. ¿Podría también limitar el ámbito de actuación de la Fed?.
Algunos de mis compañeros opinan que una subida de 0.25 puntos y un discurso posterior matizado sobre el ritmo pendiente de subidas y sobre el nivel final de tipos pretendido, podría reducir los miedos de los inversores sobre sus efectos. Al final, incluso, podría dar lugar a una lectura positiva en términos de confianza. En sentido opuesto, no tomar la decisión ahora cuando los datos macro la avalan dejaría un mensaje negativo sobre el futuro.
Pero el futuro se hace poco a poco, cuando en estos momentos es la estabilidad financiera la principal amanaza para ese futuro mejor que todos buscamos. En mi opinión, sigue sin estar muy claro que decisión final tomará la Fed en el FOMC de septiembre. Pero, sea la que sea, tengo la sensación de que será uno de los principales temas de debate en los meses siguientes.
Por otro lado, mi estratega de equity USA ha rebajado la previsión de resultados empresariales para este ejercicio (los datos del Q2 fueron peores de lo esperado; la caída de los precios de commodities ha hecho el resto) y de forma más moderada para el próximo año. En concreto, espera un EPS de 122.75 $ (125.5 $ antes) y de 132.5 $ (135.5 $) para 2016. Este último dato está aún por encima del consenso del mercado. En definitiva, nuestras previsiones suponen un saludable aumento de los resultados del 8 % para el próximo año.
Sin duda, uno de los factores que más inquietud puede producir en la Fed es precisamente el nivel bajo de la rentabilidad de la deuda. ¿Un factor de confianza? Quizás en algún momento lo fue, pero ahora es más bien una señal de desconfianza. Y hasta miedo. Aunque la propia Yellen lo identificó en el pasado con el elevado ahorro mundial (como opuesto a la baja demanda), lo cierto es que los tipos de interés de la deuda se han acercado en los últimos meses a niveles bajos recientes (de acuerdo: el 2.13 % del 10 años actual está por encima del 1.4 % de septiembre de 2012, pero en aquel momento preocupaba la Crisis europea más que la economía). ¿China? Precisamente la posibilidad de que el gigante asiático tenga que vender parte de sus reservas, probablemente en USD y en treasuries, acentúa mucho más este efecto de tipos de interés bajos. Y tipos de interés bajos, primas de riesgo elevadas en bolsa que pueden acentuar el interés del inversor por la búsqueda de la rentabilidad en un entorno de elevada incertidumbre como el actual…
Pensando en la encrucijada en que se mueve la Fed en estos momentos no podemos olvidarnos de las elecciones presidenciales en 2016….¿hasta qué punto condicionan la gestión de la política monetaria? Nadie está diciendo que la Fed no sea independiente, pero también es evidente que sus decisiones pueden influir de forma involuntaria en la campaña electoral. Y esto sin duda también forma parte del debate sobre las próximas medidas a tomar, especialmente si al final las tomadas este año (por defecto o por exceso) tienen un impacto negativo en la economía y los mercados.
Los dos últimos años del ciclo político USA suelen ser positivos para las bolsas. Esta es la estadística.
Pero, no me cabe ninguna duda de que el actual es uno de los más complicados para la gestión de la política monetaria por la Fed.